Jenaro Villamil
Canal 40 vs. Tv Azteca, ¿la ley del más
fuerte?
Una semana después de que los noticiarios y los
departamentos legales de CNI-Canal 40 y Televisión Azteca interpretaran
a su manera el laudo de la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara
Internacional de Comercio sobre el litigio que ambas empresas mantienen
desde 2000, este viernes se produjo otro bochornoso incidente que va más
allá del debate mediático: la señal de Canal 40 fue
retirada de la pantalla de televisión abierta, con excepción
de los suscriptores de varios sistemas de cable en el interior de la República.
La empresa de Javier Moreno Valle y el conductor Ciro Gómez Leyva
denunciaron que un grupo de pistoleros armados encañonó en
la madrugada a los trabajadores de Canal 40 en el cerro del Chiquihuite,
mientras que la televisora de Ricardo Salinas Pliego emitió un comunicado
que justifica la virtual confiscación de la señal de CNI
y alega derechos para asumir el control de Canal 40 a nivel de producción,
programación y comercialización.
Hechos, el principal noticiario de Canal 13, confirmó
tales acciones: "Tv Azteca reanuda operaciones en CNI-Canal 40". A su vez,
Gómez Leyva se mantuvo en el aire desde las 20 horas para informar
y denunciar las "amenazas con lujo de violencia" que ejerció la
segunda cadena televisiva más importante del país.
Frente a estos sucesos, inquieta la guerra más
allá de lo virtual que han emprendido ambos consorcios sin que exista
ninguna autoridad del Poder Ejecutivo federal que interceda. De esta manera,
se confirma lo que quedó claro tras el decretazo del 10 de
octubre pasado: el Estado ha cedido frente a los intereses de dos grandes
consorcios televisivos que concentran 80 por ciento de las concesiones
y más de 90 por ciento de los recursos públicos y privados
dedicados a la comunicación y la publicidad. No existe instancia
reguladora autónoma que evite tanto los excesos mediáticos
como los empresariales que se observan con toda claridad en este caso.
El asunto no sólo concierne a Canal 40 y a Tv Azteca.
La polémica involucra un bien que es propiedad de la nación
y que no pertenece ni a Salinas Pliego ni a Moreno Valle: el espacio aéreo
nacional. ¿Por qué, hasta el momento, la Secretaría
de Comunicaciones y Transportes no ha emitido una posición? ¿Por
qué la Secretaría de Gobernación y su dirección
general de Televisión y Cinematografía callan ante este hecho
que recuerda más los pleitos entre mafias y no a dos televisoras
con clara responsabilidad social?
Los hechos también se enmarcan en otra concatenación
preocupante de eventos que refieren una clara discrecionalidad mediática:
1. Ocurre tres meses después del decretazo, cuando
el dirigente de la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y
Televisión, Bernardo Gómez, cedió la estafeta a un
representante de Tv Azteca. 2. Conflicto similar ocurrió
entre Multivisión y Televisa. Ambas empresas ventilaron sus versiones
en sus respectivos noticiarios y generaron una confusión mayor entre
los televidentes. 3. Tv Azteca mantiene desde hace por lo menos
un mes un severo conflicto con las cableras del país que sacaron
del aire la señal de esta empresa. En los noticiarios de la Fuerza
Informativa Azteca se han difundido puntualmente las protestas en León,
Chiapas, Toluca, Querétaro y Puebla. Los cableros se defienden argumentando
abuso por parte de la firma del Ajusco. Hasta ahora ninguna instancia ha
regulado eficazmente este conflicto. 4. En víspera de las
campañas electorales de 2003, en las que estarán en juego
multimillonarios recursos para la contratación de publicidad de
los partidos políticos, los dos grandes consorcios parecen estar
decididos a cerrar filas y hacer prevalecer la ley del más fuerte.
El problema más grave es que el duopolio está
dispuesto a evitar que exista una tercera opción privada y preocupa
que, envalentonados, decidan emprenderla contra Canal 11 y Canal 22, con
el aval del gobierno foxista.