Crece la desocupación en la región; México, entre los siete países más afectados
"Desolador panorama" en materia de empleo en América Latina: OIT
Propone que los gobiernos revisen contenidos de las políticas macroeconómicas
FABIOLA MARTINEZ ENVIADA
Lima, 9 de diciembre. El "costo humano" de los ajustes aplicados en América Latina ha sido una tasa de desempleo de 9.3 por ciento al cierre de 2002, cifra sin precedentes en el cuarto de siglo reciente. Además, 70 por ciento de las nuevas plazas se generaron en el sector informal, y México continúa en el grupo de siete países en los que aumentó la desocupación.
En caso de agudizarse la crisis se romperá el consenso alcanzado por los países de la región en la década de los noventa, para avanzar en la democracia y lograr la inserción en la globalización, advirtió la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
De acuerdo con el reporte Panorama laboral de América Latina y el Caribe 2002, presentado hoy en esta ciudad, Argentina, Uruguay y Venezuela encabezan el bloque de siete naciones que en los 12 meses recientes reportaron un incremento en la desocupación urbana, al pasar de 16.4 a 21.5 por ciento, de 15.4 a 16.5 y de 13.9 a 15.8 por ciento, respectivamente.
México reportó un deterioro de 2.4 a 2.8 por ciento y, en general, ganó terreno el subempleo, que afecta a por lo menos la mitad de la gente en edad de trabajar, al tiempo que disminuyó el poder adquisitivo de los salarios.
El director general de la OIT, Juan Somavia, y su equipo de asesores reconocieron, con base en los resultados de su informe anual, que el panorama es "desolador y trágico", realidad que se evidencia con un déficit de empleo decente (aquel con prestaciones y seguridad social) cercano a 93 millones de puestos, esto es, 30 millones más que los reportados al comienzo de la década de los noventa y que afecta a la mitad de la población económicamente activa (PEA) en esta condición.
En otras palabras, se perdieron empleos y la mayoría de los creados fueron de mala calidad. Ello tiene repercusión en el poder adquisitivo del salario, por el aumento de la inflación, y afecta de manera directa el nivel de vida de las familias, en especial por no existir soportes mínimos de seguridad social.
La región, explicaron los especialistas, "entró a la era de la globalización" con un déficit que alcanzaba a 63 millones de trabajadores urbanos en 1990 (49.5 de la PEA), y para 2002 la cifra se disparó a 93 millones (50.5 de los trabajadores).
No obstante, el problema sólo se podría resarcir a largo plazo con una inversión de 90 mil millones de dólares, equivalente, por ejemplo, al total del producto interno bruto de Perú y Colombia, o a 70 por ciento de la riqueza nacional de Argentina.
Para la OIT es prioritario que los gobiernos revisen los contenidos de las políticas macroeconómicas e impulsen programas que multipliquen la productividad y los derechos sociales.
Sin embargo, los directivos del organismo dejan en claro que la recuperación sigue sustentada en el crecimiento de la economía estadunidense y, en consecuencia, en lo que suceda en las de México, Argentina y Brasil. Por ello, esta organización internacional, parte de Naciones Unidas, recomienda una vez más que la crisis no debe ser soportada sólo por los trabajadores más pobres del continente.
En la presentación del documento, el director regional de la OIT para las Américas, Agustín Muñoz, precisó que el indicador de 9.2 por ciento de desocupación (al tercer trimestre de 2002, y de 9.3 previsible al cierre de este año) afecta a por lo menos 17 millones de trabajadores.
La magnitud del problema fue considerada la más grave de los 22 años recientes, incluso en un nivel de desempleo superior a los registrados tras la crisis derivadas de la apertura económica del continente, deuda exterior (1983), debacle del peso mexicano (1995-1996), contracción de la economía de los países asiáticos (1999) y las crisis locales de Brasil o Argentina.
Al respecto, Muñoz expresó: "América Latina y el Caribe atraviesan hoy por una crisis muy profunda que afecta directamente al mundo del trabajo, y de no superarse podría desestabilizar los dos grandes consensos de los años noventa, que se resumen, por una parte, en la valorización de la democracia y en la voluntad de inserción en el mundo globalizador".
Tras difundir gráficas, cifras, un amplio análisis y la perspectiva de la crisis regional, Muñoz y el equipo de colaboradores para esta misión, entre los que se encuentran los expertos en asuntos internacionales Ricardo Infante y Daniel Martínez, coincidieron en que en 2003 habrá una "leve recuperación" del PIB regional a niveles de 3 por ciento, y una disminución "de los nuevos pobres carentes de empleo", bajo la condición de que se evite un nuevo shock externo.
Destacaron la importancia del desarrollo de la economía de México -referente principal que colabora con 70 por ciento del PIB en la región-, pero sobre todo la urgente necesidad de que los gobiernos destinen como mínimo 2 por ciento de su riqueza nacional a políticas que reactiven el mercado de trabajo.
"La apertura transmite el contagio de la crisis... Si a Estados Unidos no le va bien, no le va bien a México y por lo tanto a Brasil y Argentina, y así sucesivamente", señala el estudio.
A ese contexto, agregó Martínez, se suma en el año reciente el aumento de la migración de latinoamericanos no sólo a Estados Unidos, sino a Europa. "Ya no es la llamada fuga de cerebros, sino la transferencia (a ese continente) de la mano de obra calificada."
Argentina, caso especial
Como era previsible, la debacle en la economía de Argentina hizo mella en toda la región e incluso representa el tope para las perspectivas de recuperación. En ese país sudamericano, donde se recrudeció la recesión iniciada en 1999, se prevé una baja en la actividad económica de 13.5 por ciento al cierre de este año, seguida de Uruguay, con una caída de 8 por ciento en el PIB.
Para Brasil, la OIT estima que recuperará el ritmo de expansión que tuvo en 2001, lo mismo que Chile, Ecuador y Perú.
Respecto a la situación de México, la segunda economía más importante de la región, el informe señala que podría crecer en 2002 alrededor de 1.5 por ciento, siempre que Estados Unidos disminuya su desaceleración económica.
Sin embargo, en un afán optimista, las esperanzas para un año próximo más halagüeño se fundan en una muy leve expansión en Argentina de tan sólo uno por ciento de crecimiento económico, 3 puntos para Brasil y "México casi triplicaría el aumento de 2002, al pasar de 1.5 a 4 por ciento, con una PEA desocupada de 2.3 por ciento, es decir, una mejoría de apenas cuatro décimas".
En el panorama laboral 2002, presentado ayer por Somavia y el equipo de la oficina regional de la OIT con sede en Lima, se alerta sobre la creciente desocupación entre los jóvenes que viven en las ciudades, cuyos índices no sólo aumentan, sino que duplican o están cerca de doblar el nivel de la media nacional en esta materia.
Entre enero y septiembre de 2002, precisa, más de uno de cada cinco jóvenes estaba desempleado en Argentina, Chile, Colombia, Uruguay y Venezuela.
Así, en todos los rangos de personas en edad de laborar "se acentuó la precarización laboral", al grado que sólo seis de cada diez nuevos empleos tienen acceso a los servicios de seguridad social, y únicamente dos de cada diez ocupados en el sector informal cuenta con protección social.