El público no lo dejaba bajar del escenario;
''alguna vez habrá que irse ¿no?''
Ofreció Joaquín Sabina a los tapatíos
más de 150 minutos de música
Guadalajara ''será la única ciudad del
mundo donde tocaremos dos veces'', advirtió
CAYETANO FRIAS FRIAS CORRESPONSAL
Guadalajara, Jal., 30 de octubre. Como en casa,
Sabina se rencontró anoche con un público de Jalisco al que
se prodigó más allá de dos horas y media al retornar
en dos ocasiones tras haberse despedido, presentó seis canciones
de su nuevo disco Dímelo en la calle y fue bien correspondido
con aplausos, vítores y coro, pues como él mismo lo dijo,
además "ésta será la única ciudad del mundo
donde tocaremos dos veces".
La guitarra española y el guitarrón mexicano,
presentes en el escenario, también fueron oportunos cuando el cantautor
confesó que "estaba como un miserable por no hacerle una canción
a Marcos".
"Quiero explicar muy bien por qué no lo hice hasta
ahora: seguramente me pesaba mucho la responsabilidad histórica.
El caso es que ahora, sobre todo Panchito -Varona, su compañero-,
lo resolvió con una música a la que yo luego añadí
una parte de lo que tenía, y ustedes van a oír cantar a Marcos,
por la voz de Panchito", explicó antes de que entonaran Como
un dolor de muelas.
Entre el público, además de los locales,
había verdaderos seguidores de Sabina, pues llegaron desde Querétaro,
Michoacán, Chihuahua, Colima y los demás estados circunvecinos
para escuchar al autor de Peor para el sol.
En un teatro Galerías a toda su capacidad no hubo
lugar para la timidez, pues cuando el cantante se dio cuenta que su coro
gigantesco podía dar más, les exigió: "Vamos Jalisco".
Así, a excepción del material del nuevo disco, que pocos
han escuchado, la gran mayoría de las canciones fueron coreadas
por los tapatíos y los visitantes.
Sabina cada día es más mexicano. O por lo
menos cada vez se entiende mejor con los mexicanos, pues así lo
reflejan sus alusiones a la Comala de Juan Rulfo, a Tijuana, a utilizar
en intermedios la música de José Alfredo Jiménez y
recordar con un enorme retrato a Chavela Vargas.
El recital de poesía y música alcanzó
para elogiar a las "Magdalenas" que tienen "corazón de cinco estrellas",
pasar por las puertas del cielo, confesar que "lo que aprendí de
pecado lo tuve que buscar" y desahuciar como amante al sol, al afirmar
que mientras éste duerme, "un servidor, le levanta la falda a la
luna".
Justo a las 22:40, Sabina cantaba "yo no quiero París
con aguacero, ni Jalisco sin ti", para rematar con un "buenas noches Guadalajara"
y pasar detrás del telón. Sin embargo, el cantante no aguantó
los tres minutos de aplausos y gritos pidiendo su retorno. En el sonido
se escuchó Gracias, de José Alfredo Jiménez,
y el concierto siguió por 20 minutos más ante el regocijo
de los presentes.
Esta vez pareció que Sabina se retiraría,
pero la persistencia de los fans llegó a los cinco minutos
de aplausos y hasta súplicas para que, de nuevo, retornara con sus
compañeros y, guitarra en mano y micrófono al frente, lanzara:
"Alguna vez habrá que irse, ¿no?"
Un noooooo prolongado lanzado a todo pulmón fue
la respuesta, mientras que otras voces le gritaban que lo amaban y unas
más le pedían quedarse a vivir en Guadalajara.
Sabina se convenció que esta noche tenía
que prodigarse y lanzó un ¡cabrones! Esta vez prolongó
el concierto hasta las 23:30 horas, ya casi con todos de pie, cantando
a coro, para cerrar al estilo mexicano con "...y nos dieron las diez y
las once, las doce y la una..."