La falta de promoción, una de las fallas
del encuentro, coinciden asistentes
Con descarga sonera y un concurso de baile cerró
el festival de Veracruz
MARIANA NORANDI ESPECIAL
Veracruz, 21 de octubre. Este domingo, el Festival
de Son de Veracruz 2002 dio por terminada su séptima versión.
El acto de clausura se efectuó en el Centro Cultural Atarazanas,
donde, además de la descarga sonera con los grupos Ray Barcelata
y la Nueva Sonora Veracruz, Soneros Veracruzanos, Pregoneros del Recuerdo,
Son de Ahora, Grupo Villa Mar y la orquesta Combo Ninguno, se realizó
la final del concurso de baile.
La competencia reunió a 11 parejas finalistas,
pero sólo tres fueron las premiadas. El jurado, compuesto por dos
investigadores de música cubana y tres destacados bailadores del
puerto de Veracruz, basó su veredicto en el estilo, coordinación
y ritmo de la pareja, así como el apego a la tradición del
son en el vestuario. Tras hora y media, el concurso lo ganó una
joven pareja veracruzana compuesta por Gerardo Pacheco y Rosario Martínez,
quienes obtuvieron el premio de 7 mil pesos. Luego de conocer el resultado,
el ganador comentó: "Siempre habíamos estado en bailes populares
y lugares de salsa, pero nunca en una competencia. Para nosotros, como
veracruzanos, significa una gran satisfacción poder concursar en
lo que nos gusta y manifestar nuestra alegría a través del
cuerpo".
Mejoras para impulsar el género
Después
de cuatro días de talleres, debates, mesas redondas, baile y mucha
descarga sonera, el Festival de Son llegó a su fin. A lo largo de
siete versiones, este encuentro ha ido modificando su concepto original
con el objetivo de mejorarlo y reforzar el impulso de este género
musical que, en ocasiones, sufre de incomprensión y olvido por parte
de las nuevas generaciones. Este año, el festival diversificó
e incrementó las actividades complementarias, como cine o conferencias.
Por otro lado, se amplió la participación de estilos soneros,
al modificar el nombre del festival, de "son montuno" a "son".
Pero, ¿qué opinan los veracruzanos de este
festival?. Durante una descarga en el Parque Zamora, platicamos con gente
-de entre 40 y 60 años- que asiste a escuchar y a bailar son. Alberto
García Salias comentó: "Es la primera vez que vengo porque
no sabía que se celebraba este encuentro, ya que no existe publicidad.
Me gustaría que se le diera realce para que venga más gente
y que contrataran mejor equipo de sonido. Los grupos que vienen me parecen
muy buenos, pero tiene que haber más difusión para crear
semilleros,, pues los participantes son muy maduros". María del
Carmen Colono opinó: "Este festival me parece muy bonito y ojalá
lo sigan haciendo, pero pienso que la gente debería participar más
para echarle un poquito de pimienta". Faustino Cruz: "Vengo cada año
y me parece magnífico porque no debemos dejar que se pierda esta
tradición. El son es parte de la idiosincrasia del veracruzano,
pero le hace falta más promoción para venga gente de todos
lados de la República y, por qué no, del mundo".
Muchos nos vamos del festival con la misma sensación
que tiene el veracruzano. Sin lugar a dudas, este encuentro es necesario
y representa un gran aporte en la conservación de la cultura tradicional,
pero para ello es importante mejorar algunos detalles, como la promoción.
Como medio difusor, la prensa no encontró el más mínimo
apoyo. El responsable de este renglón, Luis Gastelum, demostró
su escaso compromiso e interés con el festival, al ignorar y obstaculizar
el trabajo de los reporteros. Debido a la inexistencia de un departamento
de difusión eficaz, el Festival del Son no se despega de su carácter
localista y minoritario, y todo el esfuerzo organizativo y musical, pierde
su alcance.
El sonido es otro factor que debería mejorar si
se desean ampliar las fronteras participativas del encuentro, ya que el
nivel de los grupos no se corresponde en ocasiones con la calidad de los
equipos de audio.
Independientemente de estos percances, el festival logró
enseñarnos y acercarnos a este ritmo musical tan cálido,
emotivo y, para muchos, desconocido. Nos trasportó por la historia
del son a través de sus viejas y nuevas figuras. De su pasado y
de su presente. De sus diferentes expresiones y ritmos. Divirtió
e hizo bailar durante cuatro días a soneros, y no tan soneros, dejando
en el público la sensación de que este festival debe continuar.