CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
El beso de la ignominia
POR MAS que el escándalo de los medios electrónicos trató de vender la imagen de una manifestación tumultuosa en las calles del Distrito Federal, esta vez las vallas se vieron escasas de gente; los convocados no llegaron al Zócalo y el famoso rating, desde donde se mide el éxito o el fracaso de los shows televisivos, se fue muy por debajo de las expectativas.
A MENOS que sean los ojos de Marcelo Ebrard, que cuando se trata de manifestaciones políticas rasura las cifras, y ahora saca de la chistera una cifra que muy pocos se atreverían a avalar.
LO QUE sí alcanzó el comentario general fue el beso de la ignominia con el que Vicente Fox llenó de oprobio a la gente que lo eligió para que cumpliera e hiciera cumplir las leyes que rigen y dan orden a este país y, en ese marco, se ha declarado laico.
NO OBSTANTE, Fox declara, como lo hizo al principio de esta administración, que en México hay una revolución espiritual que si se mide por las respuestas de la gente a la convocatoria de ayer o se le califica por las encuestas que aprueban o reprueban su mandato, será una revolución fallida. Nada más.
PERO CUIDADO, Fox no es el ideólogo ni quien encabezaría la revolución que anuncia, más bien es el instrumento de los grupos de poder que pretenden ocupar desde la plataforma religiosa los espacios donde hasta hoy no han podido penetrar.
Y FRENTE a esto, a la realidad política que se oculta en la figura decrépita del jefe del Estado Vaticano, no existen las voces de quienes deberían tener por obligación defender y explicar a quienes no lo sepan y a quienes se les ha olvidado, los porqués de la histórica separación de la Iglesia y el Estado.
ASI, LOS partidos políticos opuestos desde siempre a ligar más allá de lo que marcan las leyes a la Iglesia y al Estado, como el PRD, crean un vacío lamentable, tal vez porque no quieren lastimar a los votantes que profesan el catolicismo y pierden la oportunidad de situarse donde seguramente los quiere ver la gente, del lado de la ley.
TAL VEZ, también a esos partidos políticos deberá recordárseles que en el artículo primero de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público vigente dice, a la letra: "Las convicciones religiosas no eximen en ningún caso del cumplimiento de las leyes del país. Nadie podrá alegar motivos religiosos para evadir las responsabilidades y obligaciones prescritas en las leyes".
Y LUEGO, el artículo tercero de la misma ley asegura que: "El Estado mexicano es laico" y, más adelante, advierte: "El Estado no podrá establecer ningún tipo de preferencia o privilegios a favor de religión alguna..."
ESA ES la ley que nadie se atreve a defender, cuando menos en público; es el principio de orden con el que este país ha sorteado muchas de las trampas que se le han pretendido tender.
ES CIERTO, las elecciones ya están aquí; nadie que quiera el poder puede descontar el hecho próximo, pero lo que no se quiere ver es precisamente que entre los votantes, un partido cómplice o cobarde no tiene futuro.
MUCHAS SERAN las consecuencias de la visita de Juan Pablo II, pero a decir verdad, si la oposición de izquierda no reacciona a tiempo, bien se podría decir que, junto con Fox, todos los partidos políticos se humillaron para besar el signo de la autoridad de un Estado extranjero. Nada más.
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