Gabriela Rodríguez
El cuerpo en disputa
Cuando la gente deja de estar gobernada por el consenso
moral que representan los códigos religiosos, surge el problema
de ¿cómo reglamentar la sexualidad? Para quienes la secularización
significa "perder los valores", es decir para los moralistas, los conservadores,
para los retardatarios panistas, por decirlo en términos partidistas,
el esfuerzo habría que dirigirlo a que las instituciones impongan
nuevamente un código religioso por conducto de regulaciones familiares,
escolares, sanitarias, mediáticas o jurídicas. Pero entre
quienes reconocemos una pluralidad de posiciones morales dentro y fuera
de la religiosidad, el problema es ¿cómo respetar la libertad
y diversidad sexual sin caer en los extremos del autoritarismo moral o
en los excesos de la violencia y la irresponsabilidad?
Estas tensiones han llevado el tema de la sexualidad a
la arena política y lo han convertido en centro de disputa entre
líderes eclesiales y civiles, entre legisladores y funcionarios,
entre organizaciones de padres de familia y movimientos juveniles. También
han propiciado una nueva visibilidad de organizaciones civiles defensoras
de los derechos sexuales y reproductivos, la emergencia de nuevos sujetos
políticos que quieren reconstruir las sexualidades. Ciudadanos que
toman posiciones reflexivas y contestatarias frente a las reglamentaciones
y que están inventando nuevos rituales, iniciativas de ley y mecanismos
de interlocución para influir en las políticas públicas.
Las marchas del orgullo gay son rituales que han surgido
en la segunda mitad del siglo xx con múltiples lenguajes simbólicos
y afrentas a las políticas del cuerpo: para detener la violencia
y exigir respeto a la libre expresión sexual y al uso de los espacios
sociales en los años sesenta y setenta, para tener visibilidad y
equiparación de oportunidades entre mujeres lesbianas, para luchar
contra la epidemia del VIH/sida en los ochenta. Más recientemente,
las marchas se enfocan a legislar contra la violencia y la discriminación
por orientación sexual y a demostrar que la diversidad de expresiones
sexuales es un asunto de derechos humanos.
La marcha en la ciudad de México este sábado
29 de junio está dedicada a la iniciativa de ley sobre las sociedades
de convivencia. Es una ley que busca una protección jurídica
a los hogares alternativos, sea de parejas del mismo o de distinto sexo,
personas que vivan bajo un mismo techo y no cuentan con lazos de parentesco
que las unan. La ley permitiría que estas parejas regulen sus relaciones
patrimoniales y obtengan derechos elementales: de alimentos, sucesorios
y de tutela legítima.
Esta iniciativa se enmarca en un movimiento de escala
internacional que está demandando el derecho fundamental de todas
las personas a vivir los efectos y a ejercer la sexualidad sin coerción,
discriminación ni violencia. En la última década del
siglo xx, se han aprobado leyes que reconocen beneficios patrimoniales
y sociales para parejas del mismo sexo en Alemania, Dinamarca, Finlandia,
Francia, Holanda, Hungría, Islandia, Noruega, Suecia, y en algunas
regiones de España, Canadá y Estados Unidos.
En América Latina, las relaciones de parentesco
que reconocen los códigos civiles siguen enmarcadas en la moral
sexual cristiana, que estigmatiza toda práctica que no se encamine
a la reproducción. Sin embargo, avances significativos al respecto
están logrando los grupos feministas, las coaliciones del movimiento
gay, agrupaciones religiosas progresistas, movimientos indígenas,
sindicalistas y algunos partidos políticos de izquierda. Se han
promulgado marcos jurídicos antidiscriminatorios por orientación
sexual en Ecuador, Venezuela, Argentina y Brasil. Se han eliminado leyes
discriminatorias específicas en Colombia, Chile y Ecuador. Se ha
penalizado la discriminación por orientación sexual en algunas
ciudades de Argentina y de Uruguay, en 80 ciudades de Brasil y en la ciudad
de México en 1999.
Con la ley de sociedades de convivencia, diputados y diputadas
de la Asamblea de Representantes del DF darían un paso ejemplar
en los derechos humanos que aún no han sido reconocidos en la región.
Como aparentemente la fracción del PAN va a votar en contra como
bloque, los invito a acompañar la marcha este 29 de junio a las
3 de la tarde en la explanada de los Leones de Chapultepec, para reconsiderar
su posición en favor de las parejas del mismo sexo y de las familias
alternativas que viven en esta gran ciudad.