Pensadores de Centro y Sudamérica contribuyeron
al auge de las ciencias sociales
La política de asilo enriqueció la vida
intelectual de México en los años 70, afirma investigador
El país recibió, entre otros, a Carmen
Miró, Arnaldo Orfila, Sergio Bagú y René Zavaleta
ALMA E. MUÑOZ
La política de puertas abiertas de México
durante los años 70 y 80 enriqueció la vida intelectual del
país en todos los ámbitos: social, cultural, político,
musical y militante, de acuerdo con Rodolfo Casillas, analista especializado
en el tema del asilo político.
Ya sea por conflictos político-militares en Centro
y Sudamérica, o atraídos por el clima de libertad de cátedra,
personajes como Arnaldo Orfila, Sergio Bagú, René Zavaleta,
Juan Carlos Portantiero (introductor de Antonio Gramsci en México),
Gerard Pierre Charles, Ernesto Laclou, Carmen Miró y Carlos Pereyra,
entre otros, contribuyeron ?según un recuento del investigador?
al desarrollo de las ciencias sociales en México y al auge en la
creación de posgrados en esa especialidad, que incluye la licenciatura
de estudios latinoamericanos en la UNAM.
En la Escuela Nacional de Antropología e Historia,
Casillas explicó que el país alcanzó un significado
especial para el resto de Latinoamérica por el asilo proporcionado
a los españoles que huyeron de la dictadura de Francisco Franco
en los años 30, por la actitud nacionalista ante el intervencionismo
extranjero y por haber tenido la primera revolución del siglo XX,
con avances significativos en educación, derechos laborales, sociales
y culturales, entre otros.
Lo anterior, rememoró, resultó atractivo
en diferentes épocas para próceres revolucionarios como José
Martí, Julio Antonio Mella, Farabundo Martí, César
Augusto Sandino, Jacobo Arbenz, Fidel Castro y "los muchachos" del grupo
Moncada; maestros de la talla de Pedro Henríquez Ureña, Luis
Cardoza y Aragón, Augusto Monterroso, Carlos Mérida, Carlos
Illescas; historiadores formados en México y que luego regresaron
a su país a escribir su historia, como los cubanos Moreno Fraginals
y Julio Le Riverand o el guatemalteco Severo Martínez Peláez.
Personas de letras y lucha a las que, por tal, les arrancaron
la vida en su natal Guatemala, como Alaíde Foppa, así como
deportistas y artistas.
Parafraseando a Carlos Fuentes, sostuvo que México
ha ganado en este terreno porque "cuando las culturas se cierran, las culturas
pierden; cuando se abren, las culturas ganan". En los años 70, recordó,
regímenes autoritarios cerraron instituciones de ciencias sociales
en la mayor parte de América Latina.
En respuesta a ello, Ricardo Lagos (hoy presidente de
Chile), pidió a Sergio Bagú y asilados en la embajada mexicana
en Argentina impulsar la creación de sedes de la Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales (Flacso), como ocurrió en México, para
dar seguimiento a una resolución al respecto de la UNESCO que data
de los años 50.
A contrapelo de lo que ocurría en la mayor parte
del continente, aquí se dio un auge en la creación de posgrados
en la materia, como ocurrió en la UNAM. Además, la coyuntura
internacional facilitó la creación del Centro de Investigación
y Docencia Económica en 1974, y dos años después El
Colegio de México inauguró sus nuevas instalaciones.
Se benefician las facultades de Economía, Ciencias
Políticas y Sociales y Filosofía y Letras, de la máxima
casa de estudios, además de las universidades Iberoamericana, de
Guadalajara, Autónoma de Puebla y Autónoma de Sinaloa, que
abren sus puertas a los docentes conosureños.
Los temas en clase versaban sobre trasnacionales, imperialismo,
deuda externa, problemas del desarrollo y teoría de la dependencia,
entre otros.
Arribaron al país, además de los citados,
Atilio Borón, Emilio de Ipola, Agustín Cueva, Susy Castor,
Gilberto Jiménez, Carlos Quijano, José María Aricó,
Carlos Sempat, Francisco C. Weffort, René Mayorga, Fernando Fajnzylber,
Rodolfo Puiggros, Rubén Dri, Ana María Ezcurra, Anhelo Hernández,
Jorge Landinelli, Rogelio de la Fuente e Ivonne Szasz Pianta.
"Sin muchos de ellos, nuestros grandes pensadores sociales
de finales del siglo XX no habrían tenido una interlocución,
ni tampoco el desarrollo de las ciencias sociales en México tendría
la riqueza de propuestas y contribuciones que hoy presentan."