Denuncia el exterminio de pueblos indígenas
a causa del neoliberalismo
Pide el FSS a Fox cumplir los acuerdos de San Andrés;
rechaza el Plan Puebla-Panamá
Precario reconocimiento de gobiernos de AL a etnias;
las consideran como obstáculos a sus proyectos
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 28 de junio. El Foro Social de Sevilla
(FSS), que reúne a organizaciones del llamado movimiento antiglobalización,
y que participó la semana pasada en los actos de protesta por la
cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea, denunció
en sus conclusiones el "exterminio" al que somete el neoliberalismo rampante
a los más de 300 millones de indígenas del planeta.
El FSS además llamó la atención al
gobierno de Vicente Fox para que cumpla los acuerdos de San Andrés,
y consideró que el Plan Puebla-Panamá es un nuevo intento
de Estados Unidos para hacerse del control mercantil de la región.
En
el encuentro de la semana pasada, Pueblos indígenas y globalización,
organizaciones europeas y latinoamericanas analizaron las consecuencias
del "capitalismo salvaje" en las minorías indígeneas de Europa,
América Latina y Estados Unidos.
Tras varios días de debate y talleres, el Foro
Social denunció que "los más de 300 millones de personas
que integran la población indígena del planeta están
siendo sometidos actualmente a un intento de exterminio cultural, propiciado
por el dictado del neoliberalismo económico, la globalización
depredatoria del mercado y la negación absoluta de estrategias endógenas
de desarrollo comunitario y de lucha en defensa de la recuperación
de derechos y recursos".
Tras destacar que son precisamente estas poblaciones las
que han sufrido en toda la historia persecución de los poderes fácticos,
consideraron que "la resistencia de los pueblos indígenas no debe
interpretarse sino como una estrategia extrema de supervivencia.
"La identidad étnica constituye además ?y
si hubiere lugar a su supervivencia a pesar de los esfuerzos combinados
en pos de su erradicación? un patrimonio inalienable de la humanidad
entera y su reconstitución constituye una responsabilidad histórica
y moral de la comunidad planetaria en su conjunto.
"La homogeneidad cultural y la estandarización
ideológica constituyen hoy uno de los mayores riesgos de genocidio
cultural de los pueblos indígenas", advirtieron los activistas de
organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Asimismo denunciaron que la solidaridad con los pueblos
indígenas "fluctúa peligrosamente entre el etnocentrismo
y la romantización idealizada de los mismos. No es posible, y hemos
pretendido hacer balance de la experiencia sobre el terreno, desprenderse
de los prejuicios de un paternalismo eurocéntrico que tiende a la
expropiación, aun bienintencionada, de los intereses de los pueblos
indígenas".
Por lo anterior, el FSS considera que "es tiempo de atribuir
responsabilidades" sobre el permanente escarnio de las poblaciones indígenas,
al señalar como principal culpable de esta situación a "la
miopía cultural del fenómeno de globalización" y las
"políticas y actitudes discriminatorias de la mayor parte de las
instancias que ocupan un papel protagonista en el libreto de la globalización:
los Estados-nación anfitriones, las organizaciones internacionales,
las corporaciones trasnacionales y el monopolio mediático".
Vestigio obsoleto
Asimismo, advierten que en América Latina las legislaciones
contemplan reconocimientos precarios de los pueblos indígenas, ya
que "los gobiernos latinoamericanos consideran aún a las etnias
un vestigio obsoleto y un obstáculo insalvable a sus proyectos macropolíticos
y macroeconómicos, y declinan cualquier responsabilidad (o incluso
cooperan abiertamente) en el expolio sistemático del que son objeto
tierras y recursos indígenas".
Mientras, instituciones de carácter multilateral
como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la Organización
Mundial de Comercio "sostienen con mano firme una batuta a la que le son
indiferentes las poblaciones condenadas a ser espectadoras impasibles de
un juego de especulación del que se benefician corporaciones transnacionales
liberadas del control político del Estado, y más aún
del escrutinio democrático de la opinión pública".
También llaman la atención de lo que a su
entender representa la neocolonización del continente por parte
de Estados Unidos, que "no sólo desconoce palmariamente la realidad
de una población originaria diezmada a expensas de la construcción
de la nación sino que en su proyección exterior avanza hacia
proyectos de expansionismo territorial como el Acuerdo de Libre Comercio
de América, el Plan Puebla-Panamá o el Plan Colombia en los
que los pueblos indígenas no trascienden la consideración
de inevitables daños colaterales", advierten en sus conclusiones
las organizaciones civiles.
Por tanto, el FSS exigió "el cumplimiento íntegro
de los acuerdos entre pueblos indígenas y Estados, en particular
en el caso de los acuerdos de paz de Guatemala y de los de San Andrés
Larráinzar en México", así como el "reconocimiento
explícito del derecho a la libre autodeterminación por parte
de las constituciones y las leyes de las naciones en que habitan pueblos
indígenas, mediante nuevos procesos constituyentes con participación
objetiva de los pueblos indígenas".