Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 18 de mayo de 2002
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Espectáculos

Leonardo García Tsao

Cine mexicano al gusto europeo

Cannes. Dentro del programa de la Quincena de Realizadores, ayer se exhibió Japón, el único largometraje mexicano en todo el festival de Cannes. Dirigida por el debutante Carlos Reygadas, la película es totalmente atípica en el panorama de nuestro cine: su realizador estudió la carrera de leyes, por lo tanto no fue alumno del CCC o del CUEC; está interpretada por actores desconocidos, no por Gael García Bernal o Cecilia Suárez; y no se trata de una comedia urbana o un drama sórdido, sino narra una especie de viaje interior de un hombre que escoge morir en un pueblo perdido en el barranco de una serranía.

Precedida por una recepción favorable en el festival de Rotterdam y un fuerte apoyo publicitario, Japón no es, sin embargo, la revelación que algunos críticos extranjeros han anunciado, sino la confirmación de cómo el pintoresquismo exótico sigue funcionando a la hora de vender cine de arte tercermundista a los europeos; en este caso, el engaño se consiguió gracias a una pausada y contemplativa mirada a algunos desolados paisajes montañosos -la fotografía en formato ancho de Diego Martínez Vignatti es su mayor acierto-, sumada a un tono de falsa trascendencia sobre el despertar espiritual de un hombre. (Por cierto, el enigmático título se refiere a la idea del sol naciente, es decir, a la renovación).

Hablando de enigmas, la más reciente realización del veterano italiano Marco Bellocchio también resultó algo difícil de descifrar. L'ora di religione-il sorriso di mia madre (La hora de la religión-La sonrisa de mi madre) aborda el dilema de un hombre ateo cuya madre, asesinada por otro de sus hijos, va a ser canonizada por la Iglesia romana. En principio, la película marca el regreso del cineasta a los temas de sus mejores obras: el ataque frontal a la familia en Con los puños en los bolsillos (1965) y al clero en En el nombre del padre (1971). Pero el interés freudiano de su obra reciente sigue manifestándose en los conceptos de Dios como la figura paterna (ausente), la madre como la virgen, etcétera.

L'ora di religione inicia como un misterioso drama, que conforme va acumulando escenas de oblicuo significado se va haciendo cada vez más críptico. Apoyada en la matizada actuación de Sergio Castellitto y una fotografía que reproduce los claroscuros de la pintura sacra, la película es, a pesar de su hermetismo, la recuperación de un cineasta que se daba por perdido.

Por su parte, Mike Leigh ha vuelto a la descripción de la desesperanzada vida inglesa en All or nothing (Todo o nada). Centrada en la descontenta familia de un taxista (Timothy Spall), siempre a la espera del toque de la fatalidad, la cinta prescinde del habitual humor del cineasta para mostrar el patetismo y la soledad de un grupo de personajes condenados a una existencia gris. En su última parte, la crisis cardiaca del hijo mayor interrumpe esa rutina de la infelicidad y permite una mínima nota de esperanza, al reconocer la pareja central que el amor es su único sustento.

Aunque las virtudes de Leigh -su eficaz puesta en escena, el tono de realismo exaltado de su funcional reparto- están en evidencia, la continua sucesión de pequeñas crisis familiares hace de All or nothing su película más monótona a la fecha.

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