Bogotá. Separados de las filas del ejército, sin derecho a portar armas e incomunicados entre sí amanecieron este jueves los diez militares que intimidaron, amenazaron y torturaron durante tres horas a los habitantes de la vereda Bocas de Manso, en el municipio de Tierra Alta, al norte del país.
Voceros de la comunidad denunciaron que los militares también violaron a una mujer indígena de la etnia embera y acosaron sexualmente a una menor de edad durante su macabra incursión a esta apartada zona rural del departamento de Córdoba, donde -encapuchados y sin distintivos visibles- se hicieron pasar por guerrilleros.
En medio de la indignación nacional, altos mandos de las Fuerzas Militares hicieron el consabido anuncio de “investigaciones a fondo” sobre los sucesos, luego de reconocer que la patrulla que, a punta de fusil, alteró la tranquila vida de los campesinos de Bocas de Manso pertenecía al batallón Junín de la séptima división del ejército.