Mexicali, BC., Los familiares de tres trabajadores de la productora de atún de exportación Baja Aqua Farms –quienes quedaron atrapados a 350 metros de profundidad en un barco que hace siete meses se hundió frente a las costas de Ensenada– solicitaron ayuda a autoridades estatales y federales porque, además de la pena de haber perdido a sus seres queridos, hasta la fecha no han sido recuperados sus cadáveres y tampoco les han otorgado una declaratoria de defunción, pago de seguros de vida ni indemnización alguna.
Las víctimas son Juan José Celaya Villarreal, maquinista de 60 años; Érick Osvaldo Gómez Osorio, jefe de oficina y aprovisionamiento, de 25 años, y Brandon Alfonso Sotelo Velázquez, marinero y asistente, de 20 años.
Los tres quedaron encerrados en el cuarto de máquinas, pues en estas situaciones las puertas se sellan, explicaron otros nueve empleados que sobrevivieron al naufragio del buque El Explorador, en febrero pasado.
Los deudos iniciaron entonces una larga lucha con el fin de que sean rescatados los cuerpos de los tres hombres para poder sepultarlos y contar con un certificado de defunción o, en caso contrario, que se emita una declaratoria de muerte promovida por las autoridades y expedida en una resolución judicial.
Sin embargo, sus esfuerzos han sido en vano, ya que no han sido atendidos formalmente por la empresa y en una llamada un representante de ésta les indicó que su departamento jurídico revisaba el caso, aunque les advirtió que la compañía no se dedica a recuperar barcos ni cadáveres, sino “a engordar atún”.
El 16 de junio del presente año, el secretario de Marina, José Rafael Ojeda, puso a disposición de los parientes de las víctimas al personal de capitanía del puerto y buques para realizar maniobras en el área donde se hundió la embarcación, siempre que contaran con buzos especializados.
En el oficio 1443, el funcionario puntualizó que la dependencia carece de recursos técnicos y humanos para el rescate de los cadáveres y no puede obligar a Baja Aqua Farms a que lleve a cabo las acciones pertinentes.
Por su parte, la gobernadora de Baja California, la morenista Marina del Pilar Ávila Olmeda, refirió que se busca obtener el certificado de desaparición en altamar y con ello el acta de defunción, ante los impedimentos técnicos para efectuar la recuperación de los restos de los empleados.
La hermana de Juan José Celaya, así como las madres de Érick Osvaldo y de Brandon Alfonso, reclamaron que Baja Aqua Farms asuma la responsabilidad de la tragedia.
El 15 de febrero la capitanía del puerto de Ensenada suspendió la navegación de embarcaciones menores a 16 metros de eslora, debido al mal tiempo.
Esa noche, alrededor de las 21 horas El Explorador zarpó hacia las granjas de atún que tiene Baja Aqua Farms en el Océano Pacífico, a la altura de Ensenada, frente a Salsipuedes.
La tripulación del buque, de 28 metros de eslora, realizaba diversas operaciones, entre ellas el cambio de redes de los corrales, anclajes y transportación de equipo.
Ese día también zarparon otros barcos de la empresa: El Buenaventura 6, encargado de recolectar el atún y transportarlo al puerto de El Sauzal, y El Dilan García, alimentador de los peces en los corrales marinos.
Los tripulantes de uno de éstos navíos rescataron a los náufragos y los llevaron al puerto de Ensenada, además de notificar del hundimiento de El Explorador.
Un día después, la Segunda Región Naval y la capitanía del puerto de Ensenada confirmaron el naufragio, el rescate de nueve personas y la desaparición de tres más en altamar.