Desde el arranque de 2023, el presidente López Obrador pronosticó que la economía nacional tendría un “muy buen año en lo económico y social”, y no se trataba de un pronunciamiento de ocasión, sino que contaba con bases realistas sobre ese par de indicadores, sobre todo después de la caída provocada por la pandemia.
A mediados del presente año, en una suerte de corte de caja semestral, el mandatario aseguró que “le gané a los expertos”, quienes auguraban que la caída económica a raíz de la pandemia se prolongaría “por mucho tiempo”. Tales “expertos, dijo, pensaban muchos que íbamos a tardar en levantar la economía; son muy pesimistas y conservadores. No nos ven con buenos ojos, quisieran que nos fuera mal para demostrar que no le fue bien al gobierno de la cuarta transformación, pero se van a quedar con las ganas”.
Y apenas cinco días atrás, López Obrador afirmo que “de aquí a finales del año próximo no veo crisis económica ni financiera; ojalá que no me equivoque”, pero subrayó la necesidad de “tener cuidado en la conducción de las finanzas del país a mediano plazo”, porque “después puede haber ajustes, pero ya en el inicio de 2025”, tras la elección presidencial en Estados Unidos (noviembre de 2024).
En esos tres tiempos, el mandatario bosquejó cómo se comportaría la economía mexicana y cuál sería el cierre de su sexenio. México, dijo, soportó “la peor caída en casi 100 años y nos tocó un momento muy difícil por la pandemia. Afortunadamente, por la estrategia que aplicamos, en 2021 crecimos” y en esa línea se ha mantenido.
Esa es la información que aporta el mandatario, pero ¿cómo ven la situación en otras latitudes? La Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal) aporta su granito de arena. Va, pues.
Para 2023, prevé que el producto interno bruto (PIB) mexicano aumentará 2.9 por ciento en términos reales, debido al menor impulso de las exportaciones hacia Estados Unidos, vinculado a la desaceleración económica experimentada por ese país, y a los efectos negativos de la inflación y el alza de las tasas de interés sobre la demanda interna. Existen factores que pueden modificar la estimación a la baja o al alza, asociados al ritmo de la actividad económica mundial, la inversión nacional y extranjera, y la disponibilidad internacional de insumos para la producción. La inflación interanual se situaría en torno a 4.6 por ciento, debido al todavía persistente aumento de los precios de las materias primas y las restricciones en las cadenas de valor.
La tasa de desempleo promedio rondaría 3 por ciento, en concordancia con la recuperación experimentada tras la enorme pérdida de empleos por la pandemia, a pesar de la desaceleración de la actividad económica y por la reducción de la subcontratación laboral. El déficit fiscal del sector público no financiero llegaría a representar alrededor de 4 por ciento del PIB y el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos equivaldría a 0.6 por ciento del PIB, en línea con la tendencia a la desaceleración de los flujos comerciales. Para 2024, la Cepal estima que el crecimiento económico del país aumentará 1.8 por ciento en términos reales.
En el balance, la Cepal informó que en 2022 el PIB creció 3 por ciento en términos reales, en comparación con 4.7 que registró en 2021. La desaceleración se debe principalmente a los efectos negativos del conflicto en Ucrania (que generó presiones inflacionarias en todo el mundo), al aumento de las tasas de interés y a la persistencia de las restricciones en las cadenas globales de suministros para la producción. No obstante, se observó un impulso mayor que el esperado de las exportaciones hacia Estados Unidos y de la demanda interna. La inflación interanual se ubicó en 7.8 por ciento a finales del año (frente a 7.4 en diciembre de 2021), debido principalmente a las presiones ejercidas sobre los precios por un mayor consumo y al aumento de los precios internacionales de las materias primas.
La tasa de desempleo promedio registró una reducción y se ubicó en 3.3 por ciento, (contra 4.1 en 2021), en concordancia con la mayor creación de puestos de trabajo por el crecimiento de la actividad económica.
Las rebanadas del pastel
¡Qué lástima! Ayer, el impresentable Ricardo Monreal anunció formalmente que siempre no buscará la candidatura a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México (como si tuviera posibilidad real), de tal forma que junto con su pupila Sandra Cuevas se puede ir mucho a otra parte. Eso sí, pidió un hueso, el que sea, en la próxima administración federal.
Twitter: @cafevega