Madrid. El proyecto Amazônia, del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, después de una itinerancia por varios países, llega a la sala del Centro Cultural de la Villa Fernán Gómez, en Madrid, para mostrar la esencia de la selva amazónica, así como su diversidad abrumadora, pero también la amenaza latente que pone en riesgo el futuro de las comunidades autóctonas, la flora y la fauna que habitan en ella.
Salgado realizó en los últimos siete años hasta 58 viajes por la Amazonia, la selva tropical más grande y diversa del mundo, con una extensión de más de 7 millones de kilómetros cuadrados que forman parte del territorio de nueve países de América del Sur (Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Surinam y Guayana Francesa).
De esa inmersión, Salgado creó Amazônia, una exposición de 200 imágenes y siete videos que se complementan con la música de Philip Glass y de Heitor Villa-Lobos.
La mayor parte de esta inmensa selva atravesada por el río Amazonas está en el país natal de Salgado, de ahí que uno de los detonantes para que el fotógrafo dirigiera su mirada a lo que sucedía ahí fue precisamente la amenaza de su destrucción y las políticas beligerantes con el medio ambiente del anterior presidente de Brasil, el líder de extrema derecha Jair Bolsonaro.
Durante la presentación en Madrid, Salgado no pudo evitar emocionarse cuando recordó su inmersión en el mundo de diversidad natural y humana, y cómo está en riesgo por la mano destructora del hombre.
“La Amazonia es la realidad de un concepto místico, es el paraíso. En mis 58 viajes por ese territorio he podido vivir en ese sistema colosal de naturales y armonía, pero también he visto la huella de la destrucción. Así que es necesario salvarla y protegerla, porque el futuro del mundo depende en gran medida de ella.”
Salgado hizo un llamado a la unidad de la gente para “hacer presión a los que mandan en los sistemas económicos, comerciales y políticos para que la respeten y la salvaguarden”, y defendió las acciones, algunas de éstas polémicas, como pegarse a las pinturas en los museos de mayor tradición del mundo, que realizan organizaciones como Extinction Rebellion y Futuro Vegetal.
Además, se sorprendió cuando se enteró de que esas plataformas de defensa del medio ambiente fueron incluidas como “organizaciones terroristas” en la memoria de la Fiscalía española de 2022. “¿Quién tiene su futuro comprometido? Los jóvenes. Tienen una preocupación enorme por el momento que estamos viviendo. Están desesperados y se hacen radicales. Su comportamiento es normal. Y no entenderlos es un problema de compresión social, que en lugar de atacarlos tendrían que comprender su radicalismo”.
La exposición Amazônia llega a Madrid tras una itinerancia internacional que la ha llevado a París, Roma, Londres, Los Ángeles, Manchester, São Paulo, Río de Janeiro, Avignon, Zúrich y Milán, que en total convocaron a más de un millón y medio de visitantes.
La exposición, que estuvo bajo la curaduría y el diseño de Lélia Wanick Salgado, muestra las diferentes secciones de la Amazonía: la inmensidad de su selva desde el aire, los fenómenos naturales extraordinarios, como el de los “ríos voladores” –que surgen de la succión de agua por parte de 400 mil millones de árboles de la región, agua que liberan en forma de vapor a la atmósfera través de los poros de su follaje–; las Anavilhanas –el archipiélago de agua dulce más grande del mundo–; las tormentas tropicales y esos cielos incomparables con sus imponentes formaciones de nubes; la cadena montañosa del Imerí –una de las más importantes de Brasil, con picos únicos, laderas cubiertas por la selva tropical, como el Pico de la Neblina o el Pico Guimarães Rosa–, así como el bosque y sus árboles de ramajes exuberantes.
Salgado también exhibe algunos rostros de las personas que pueblan estas tierras, entre ellos algunos líderes de las principales comunidades de la región, como los residentes en el territorio indígena Xingu, la primera gran reserva indígena creada para proteger a varios grupos étnicos, y a otros grupos como los awá-guajá, zo’é, suruwahá, yawanawá, marubo, macuxi o yanomami, entre otros.
otro elemento fundamental de la exposición es la música y los sonidos extraídos de la propia selva y adaptados por el músico Jean-Michel Jarre, que creó una banda sonora para la exposición que se escucha a lo largo del recorrido y que evoca el susurro de los árboles, el sonido del agua o el canto de los pájaros; además de otras piezas creadas por el músico estadunidense Philip Glass en un viaje inmersivo por el Amazonas y otras piezas del músico brasileño Villa-Lobos. Como actividad complementaria a la exposición en Madrid se llevará a cabo un concierto en el Auditorio Nacional de Música el próximo 14 de octubre, en el que la música en directo de Glass y Villa-Lobos estará acompañada por la proyección de las imágenes de Sebastião Salgado.