Un homenaje para todas las víctimas del terrorismo se efectuó el lunes pasado en la sede de la embajada de Cuba en México, en el 50 aniversario del golpe de Estado en Chile. Ahí, la pediatra Aleida Guevara March, hija de Ernesto Che Guevara, alabó la fuerza de los pueblos que, a pesar de los crímenes y la brutalidad sufridas, siguen buscando un mundo mejor.
Fue una emotiva velada sobre la necesidad de justicia y de honrar a las víctimas de atrocidades como las cometidas contra el presidente democrático de Chile Salvador Allende y su pueblo.
También se recordó al diplomático cubano Félix García, asesinado en Nueva York el 11 de septiembre de 1980, y a los casi 100 integrantes del servicio exterior de Cuba receptores de ataques en suelo extranjero.
Al comenzar su intervención, Aleida Guevara March convocó a los chilenos presentes a que se pusieran al frente para entonar su himno nacional, que empieza con las palabras “Puro, Chile, es tu cielo azulado”.
Tras acompañar el canto de la composición patriótica sudamericana y reiterar con fuerza su línea “o el asilo contra la opresión”, la pediatra cubano-argentina recordó a los jóvenes exiliados que llegaron a Cuba tras la asonada militar en Chile y el entusiasmo con que expresaban su canción nacional.
Ante Marcos Rodríguez, embajador de Cuba en México, Guevara March refirió que chilenos le contaron la forma en que fueron torturados durante la dictadura y cómo fueron cegados con vendas para que no pudieran ver a sus verdugos. Una de ellas le relató que reconoció en la calle la voz de su torturador aunque nunca pudo ver su rostro.
Se lamentó de que no siempre se ha conseguido la justicia para los pueblos y de la dificultad de responder a las nuevas generaciones sobre esta imposibilidad.
Enseguida exaltó lo lindo del espíritu revolucionario de los que ya no están, para quienes el mejor homenaje es asumir el legado de continuar en la lucha por un mundo mejor.
Uno de esos objetivos, dijo Aleida Guevara, es que la consecución de la unidad latinoamericana vaya desde el río Bravo hasta la Patagonia.
Fue clara en la exigencia de una paz con dignidad, la cual es imposible mientras haya personas en la miseria y que mueran de hambre. Ante eso, el pueblo debe estar preparado para defenderse.
Para cerrar su alocución, Aleida Guevara March cantó la Plegaria de un labrador, del cantante y compositor Víctor Jara, una de las personas que fueron asesinadas con mayor saña por los militares sublevados en Chile.