Ciudad de México. Aunque está convencido de que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) cumple sus funciones de formar profesionistas, realizar investigación y fomentar la cultura, Luis Álvarez Icaza Longoria considera que es necesario analizar una reingeniería en los planes de estudio para tener mejores perfiles de egreso.
El secretario administrativo de la universidad desde 2019 y ex director del Instituto de Ingeniería aspira al cargo de rector para el periodo 2023-2027. Se define como un hombre “pragmático” que busca solucionar problemas “a través del diálogo y no de la confrontación”, además de un férreo defensor de la Ley Orgánica de la universidad.
En entrevista con La Jornada, el doctor en ingeniería mecánica brindó detalles del plan de trabajo que le presentó a la Junta de Gobierno para participar en la contienda por la Rectoría, al tiempo que se dijo optimista por la relación que sin duda tendrá la institución educativa con el próximo gobierno de la República.
–¿Qué debe ajustar la universidad? ¿Dónde se requiere una reingeniería?
–Es necesario mejorar la flexibilidad de nuestros planes de estudio. La intención es conseguir que los estudiantes puedan tener una mayor participación en la definición de parte de su trayecto curricular, sin que eso implique que dejen de ser especialistas en la disciplina que están cultivando.
Además, adaptar las licenciaturas a las modalidades que más les convengan, sea presencial, abierta o en línea, reconociendo que hay carreras en las que hay algunas modalidades que necesariamente se tienen que cursar en las aulas.
Un segundo ajuste sería en el tejido social de la universidad. Hay temas de violencia y de empleo que influyen en los jóvenes, generan mucha incertidumbre y me parece que tenemos que tratar con ellos. No podemos remediar los problemas de violencia en el país, pero sí podemos hacer que los jóvenes universitarios tengan una visión mucho más constructiva de su porvenir.
Profesores de asignatura
–¿Cómo ve el tema de los profesores de asignatura, quienes atienden a 70 por ciento de los estudiantes?
–Hay gente que reclama que el ingreso de estos docentes es bajo, pero es muy difícil que un trabajo así, de ocho horas, les dé para vivir. La figura del profesor de asignatura está pensada para que un profesionista regrese a la universidad y comparta su experiencia, no para ser un trabajo de tiempo completo. Si tú quieres hacerlo así, el pronóstico es malo, porque no está diseñado para eso.
No somos la universidad que mejor paga. Se tendría que hacer el máximo esfuerzo para mejorar esta condición, pero no estamos en un ambiente en el que el presupuesto que recibimos esté por arriba de la inflación.
–¿Qué tan actual es la Ley Orgánica de la universidad?
–Se vale discutir, no estoy cerrado a que discutamos si vale la pena o no hacer cambios, pero se tiene que hacer con mucho tiempo, al interior de la universidad, no porque nos digan desde afuera que hay que hacerlo. Hay que proceder con tiempo y con tiento.
Luis Álvarez Icaza Longoria considera que “hay problemas más relevantes que decidir si queremos o no una votación directa para elegir al rector”. Foto Yazmín Ortega.
En la medida en que el gobierno de la universidad sea más colectivo, la responsabilidad se reparte entre todos los que tomamos las decisiones. No obstante, hay problemas más relevantes que decidir si queremos o no una votación directa para elegir al rector. Las experiencias nacionales de esos procesos de participación directa, lamentablemente, no han sido exitosas.
–¿Qué papel juegan los sectores, entre ellos, los sindicatos, en los temas de violencia de género?
–El abanico de sanciones que tenemos previsto en los procedimientos administrativos es bien limitado. Tenemos amonestaciones, suspensiones de tres a ocho días; rescisiones de ocho días hasta el despido. Debería haber algo intermedio, algo que permita establecer la noción de que hay una sanción más acorde, pero el catálogo actual nos limita mucho.
Por el otro lado, está la actitud corporativa de los sindicatos, que funcionan con base en fidelidad, y es corporativa sin mayor principio. Y esa fidelidad en ocasiones está por encima de temas de reconocimiento de violencia de género que no lo facilitan.
–El que su esposa sea una académica del feminismo, ¿lo hace ver las cosas de manera diferente?
–Yo soy feminista de casa, porque tengo ocho hermanas. Las cuatro mayores son mujeres, entonces el tema de las mujeres era obligatorio, y por supuesto se refleja en la elección de parejas, yo creo que es una consecuencia, más que algo que haya buscado.
También tiene que ver mucho con mi madre, que era una mujer sensacional. Si tú no le tienes respeto a una mujer, como tu madre, estás amolado. Entonces mi feminismo se construye desde una relación de profundo respeto con las mujeres, de mi convicción personal.
En contra de las cuotas
–¿Tiene desventaja un ingeniero para ser rector? El último fue Francisco Barnés de Castro, quien no concluyó su gestión…
–Yo prefiero irme hasta otro rector que también fue ingeniero: (Javier) Barros Sierra. El rector Barnés es un gran académico. Creo que lo de las cuotas (el proyecto de 1999 que buscaba fijar colegiaturas en la UNAM) fue un tema que se salió de control, personalmente nunca he estado a favor de éstas. En su momento escribí públicamente para decirlo, porque no resolvían el problema, pero eso es parte de la diversidad de la universidad. Creo que subestimaron la reacción de la comunidad universitaria frente a esto.
–¿Cómo le haría para lidiar con la tensión que ha habido con el Presidente y los ministros de la Suprema Corte de Justicia?
–Se ha mantenido como es tradicionalmente: en una relación de mucho respeto. Podemos tener interlocutores más fáciles o más difíciles, pero la universidad nunca debe quitar el dedo del renglón: siempre debemos tener una actitud de servicio ante la sociedad. Parte de mi política de no confrontación sirve para eso.
Hay muchas cosas que se están moviendo en el terreno político. Acaba de pasar la encuesta de Morena y la ganadora es una universitaria (Claudia Sheinbaum) con una larga tradición de participación en la universidad, que yo creo que influirá positivamente.
Relación con Sheinbaum
–Hay voces que dicen precisamente que usted tiene una relación muy cercana con ella…
–La doctora Sheinbaum y su servidor somos académicos del Instituto de Ingeniería. Claro que hemos tenido contacto académico a lo largo de muchos años, y en su paso por el gobierno de la Ciudad de México, en la Secretaría de Medio Ambiente de la capital, y en Tlalpan, hemos mantenido una relación muy buena de colaboración y de trabajo.
Entonces sí hay coincidencia temáticamente: los dos tenemos doctorados en ingeniería y hemos tenido claramente puntos de encuentro, pero han estado basados siempre en temas que nos interesan en común.