En Ciudad Juárez, una de las regiones más golpeadas por la inseguridad y el conflicto armado entre grupos criminales, los equipos más representativos de futbol en el estado –Cobras e Indios– construyeron de a poco una manera sostenida de competir en la primera división, a pesar de los riesgos relacionados con el descenso y la compraventa de franquicias. Ninguno de ellos pudo mantener su estructura.

Después de un largo proceso administrativo, Bravos anunció en 2015 el inicio de un proyecto deportivo a gran escala que impactara en los miles de niños y adolescentes que jugaban en las calles.

Frente a la fuerza de otras organizaciones, lo más urgente en la presidencia del equipo era sostener una economía saludable. “Queríamos poner una sonrisa en los aficionados de Juárez, crear espacios de recreación y ejemplos para los niños”, afirma la propietaria, Alejandra de la Vega, en su tercer intento por crear relaciones sociales a través del deporte. Un ascenso en tiempo récord (12 días desde su llegada) y la aprobación de su registro en la antigua plaza de Lobos Buap, que arrastraba adeudos de sueldos, permitió a los fronterizos jugar en el máximo circuito con todas las obligaciones de un club profesional.

Aunque el ascenso y descenso fue suspendido por los dueños de la Liga, las primeras campañas de Bravos presentaron números rojos. Sus alcances eran mínimos ante rivales de mayor inversión y en la tabla de cocientes parecían destinados a ocupar los últimos lugares. Con el respaldo de un grupo de empresarios, la directiva juarense pagó al menos 130 millones de pesos de multa para seguir en competencia y cuestionarse el camino a seguir.

Todos en la frontera coincidieron en que era necesario algo más que un buen resultado. En ese contexto de desconfianza por el pasado de Cobras e Indios –antiguos proyectos de la familia De la Vega–, el empresario argentino Andrés Fassi, ex integrante de Grupo Pachuca, recibió la invitación de unirse a la presidencia para cambiar la cultura deportiva del estado. “Regresamos para tratar de generar un estímulo en la gente, un lugar donde todos podamos crear un sentido de pertenencia en las familias”, señala Fassi, un hombre cuya red de contactos por todo el mundo sirvió para conseguir a los refuerzos más codiciados.

A cambio de 10 millones de dólares, el también dirigente del club Talleres de Córdoba cerró los traspasos del uruguayo Michael Santos y el colombiano Diego Valoyes, quien era buscado por Boca Juniors para jugar la Copa Libertadores. Los resultados ratificaron su visión sobre el equipo. En siete jornadas, Bravos alcanzó los tres primeros lugares con una multitud de aficionados en sus partidos que creció de manera exponencial.

“En Ciudad Juárez todos podemos soñar. Este proyecto lo que busca es colocar a la región en el mapa del futbol”, afirma el argentino. “Trabajaremos en conjunto para el desarrollo de escuelas y torneos intercolegiales, una identidad con los niños y quienes se quedan fuera del estadio. Ese lugar ya se nos hizo chico, ahora nos toca ampliar la infraestructura y meternos en la cabeza de mucho más gente”.

Dentro de sus pilares a futuro en fuerzas básicas y el futbol femenil, Bravos realizará un rastreo por diferentes lugares de Estados Unidos para la captación de nuevos talentos. Será un proceso lento, reconoce. “Pero la responsabilidad y visión de todo el proyecto deportivo recae en nosotros, desde lo profesional hasta lo amateur. A partir de ahí, con todos los recursos humanos, vendrá una agresiva campaña para contar con los mejores”.

El tiempo en contra es el principal enemigo, “pero ahí radica la verdadera transformación”, apunta. “El deporte construye comunidades más saludables, puede dar sentido al presente y cambiar el futuro. El día que dueños y directivos veamos primero por la gente y después por el negocio, generaremos un verdadero cambio para México, no sólo a nivel local, también en mundiales”.

Mientras un muro se erige ante los ojos de miles de migrantes en la ciudad, los seguidores de Bravos imaginan que otro futbol es posible. Todo comienza con la ilusión de meterse por primera vez a la liguilla, un objetivo que ya alcanzaron las Bravas en la Liga Mx Femenil. Sólo así, concluye Fassi, estarán más cerca de un campeonato.