En su corta vida, y breve carrera artística de tres años, el mexicano Abraham Ángel Card Valdés (1905-1924), quien firmaba Abraham Ángel, produjo sólo 24 pinturas, cuatro de las cuales permanecen perdidas. Su sorpresiva muerte a los 19 años, al parecer un suicidio, impactó al mundo de arte local y lo inmortalizó como figura legendaria.
El pintor, sin embargo, nunca fue olvidado. Dejó una honda huella en el ambiente artístico al ser considerado una de las figuras prominentes de su generación, debido a su particular estilo, que reflejó la sociedad y cultura cambiantes de la Ciudad de México en los años 20.
El Museo de Arte de Dallas (DMA, por sus siglas en inglés) ha emprendido el “primer estudio mayor” de la obra de Abraham Ángel en más de 35 años, y la primera muestra de su pintura en Estados Unidos.
Se logró reunir 19 obras de su autoría, que se exhibirán junto con siete de sus contemporáneos, incluido sus mentores Adolfo Best Maugard y Manuel Rodríguez Lozano, así como Roberto Montenegro, con la finalidad de contextualizar su práctica artística dentro de la narrativa más amplia del modernismo mexicano.
La exhibición Abraham Ángel: Between Wonder and Seduction (Abraham Ángel: Entre el asombro y la seducción) abrió el domingo pasado en el DMA, donde permanecerá hasta el 28 de enero de 2024. Luego, viajará al Museo de Arte Moderno (MAM) de la Ciudad de México, para una estancia del 16 de marzo al 9 de julio. La mayoría de sus cuadros se encuentran en el MAM y en el Museo Nacional de Arte.
Método Maugard
Nacido el 7 de marzo de 1905 en El Oro, estado de México, luego radicado en la capital del país, a los 16 años, Abraham Ángel conoció al pintor Adolfo Best Maugard, quien desarrolló un método para dibujar basado en la combinación de siete elementos básicos del diseño. En el contexto de la Revolución Mexicana, el Método Maugard fue abrazado por el sistema educativo nacional dado su mensaje inherente de que cualquier persona podría aprender a crear fascinantes obras de arte si recibía el entrenamiento adecuado.
Abraham Ángel conoció a Best Maugard al asistir en 1921 a las clases de pintura que éste impartía, incorporado a las brigadas de artistas de la Dirección de Dibujo y Trabajos Manuales de la Secretaría de Educación Pública. Se unió, pues, a una generación de jóvenes estudiantes y artistas que exploraron la potencia del Método Maugard, cuya influencia es evidente en sus obras más tempranas. Durante los dos años siguientes, al adentrarse en la escena cultural de la Ciudad de México –incluida una relación íntima con Rodríguez Lozano–, desarrolló un lenguaje visual y estilo distintos.
Cuando el joven aspirante a pintor quiso realizar estudios formales en la Academia de San Carlos, se enfrentó a la desaprobación de su hermano mayor, Adolfo, quien tenía planes para él como empleado en la Compañía de Luz. Ante la negativa de su familiar, Adolfo lo corrió del hogar materno. Al conocer a Rodríguez Lozano, se refugió en su casa. Con el tiempo, la relación se desgastó, lo que le provocó una gran depresión en Abraham Ángel.
A raíz de su muerte, destacadas figuras de la cultura, como Diego Rivera y Salvador Novo, escribieron apologías, en las que reconocían la obra de Abraham Ángel por su vivacidad, individualidad y la “expresión inhibida de la mexicanidad”. En su pintura, el artista explora las intersecciones entre la identidad nacional y personal por medio del entorno natural, las culturas indígenas y la vida urbana.
Para Agustín Arteaga, director del DMA, Abraham Ángel vivió en una sociedad que no estaba lista para recibirlo; sufrió acoso y discriminación durante su vida. Su obra, no obstante, está llena de alegría y vivacidad, a la vez que revela la transformación del México rural al moderno.
La exposición contará con la primera publicación en inglés sobre el arte de Abraham Ángel, que incluye ensayos de Mark A. Castro, curador de la exposición, y de Mireida Velázquez, directora del Museo Nacional de San Carlos.