En los últimos dos meses de vida de Vincent van Gogh, que pasó en el pueblo francés de Auvers-sur-Oise, tuvo un suspiro de aliento, pero no suficiente. En su sitio oficial, el Museo de Orsay, en París, informó que abre la primera muestra dedicada a las obras creadas durante este periodo, “que es la culminación de años de investigación sobre la fase crucial en la vida del artista, y brindará al público la posibilidad de apreciarla en su auténtica dimensión”.
En una turbulenta nubosidad de enfermedad, tristeza y soledad, con la incertidumbre sobre el futuro y la sensación de fracaso, el pintor neerlandés se dio un disparó en el pecho el 27 de julio de 1890 en medio de un campo de trigo, para morir dos días después a los 37 años. La vida le pesaba demasiado.
De mayo a julio, Van Gogh realizó 33 dibujos y 74 pinturas, entre ellas, de la iglesia de estilo gótico del poblado, el retrato del médico Paul Gachet y el Trigal con cuervos, uno de sus últimos lienzos. El Museo de Orsay apunta que aunque el pintor pasó poco más de dos meses en Auvers, “este periodo supuso una renovación artística, con un estilo y desarrollo propios, marcados por la tensión síquica, fruto de la nueva situación, pero también por la creación de algunas de su mayores obras maestras”.
Van Gogh en Auvers-sur-Oise: Los últimos meses es la exposición otoñal que se inaugura el 3 de octubre en el museo parisino. El edificio de la antigua estación de tren, ubicado junto al río Sena, exhibirá unas 40 pinturas y 20 dibujos, haciendo hincapié en los paisajes del pueblo, retratos, naturalezas muertas, así como vistas del campo alrededor del poblado ubicado a unos 30 kilómetros de la capital francesa. Como un plus, presentará una serie de pinturas “única en la obra de Van Gogh, en formato horizontal de cuadrado doble”.
El 10 de julio de 1890, unos días antes de su muerte, Vincent escribió a su hermano Theo, después de visitarlo en París. En su carta decía: “Ya que regresé aquí, yo también estaba todavía muy triste, seguía sintiendo que la tormenta que nos amenaza pesa también sobre mí. ¿Qué se puede hacer? Normalmente trato de estar de buen humor, pero mi vida está siendo atacada desde la raíz, mi paso también vacila”.
Vincent llegó a Auvers-sur-Oise después de pasar varios meses internado en el sanatorio de Sain Rémy-de-Provence. Era un pueblito cercano a París, conocido por haber acogido a otros artistas. La cercanía con la capital permitía al pintor mayor contacto con su hermano Theo, quien siempre fue su guardián. Sin embargo, la falta de dinero y la melancolía nublaban el panorama del porvenir.
En la misma carta del 10 de julio, el artista le relataba que había pintado tres grandes lienzos: “Son inmensas extensiones de trigales bajo cielos turbulentos, y me esforcé en intentar expresar tristeza, extrema soledad”.
El Museo Van Gogh en Ámsterdam considera que el pintor estaba exhausto por trabajar duro y por los altos estándares que se había impuesto. No estaba seguro del futuro y sentía que había fracasado como hombre y artista.
La frase final de una carta inacabada dirigida a Theo, que Vincent tenía con él el día del incidente que acabó con su vida, el 27 de julio, decía: “Arriesgo mi vida por mi trabajo y mi razón se ha hundido a medias. Pero, ¿qué puedes hacer?”