El pasado jueves 7 de septiembre se inició formalmente el proceso electoral 2023-2024, en el que estarán en juego la Presidencia de la República, la renovación del Congreso de la Unión, nueve gubernaturas y miles de cargos públicos locales, además de los que serán elegidos mediante usos y costumbres.
Entre los factores más interesantes que tendrá este proceso se encuentra la posible formación de un bipartidismo. Veamos algunos indicadores que podrían dar lugar a este fenómeno político:
El PAN, el PRI y el PRD han constituido el Frente Amplio por México, encabezado por Xóchitl Gálvez, quien hasta hace unos meses aspiraba a gobernar la Ciudad de México, pero luego de varios conflictos con el Presidente de la República y de ser mencionada durante semanas en las mañaneras tiene actualmente una sorprendente posición ante la ciudadanía que no coincide con Morena. Las propuestas del “Frente” se orientan principalmente a detener lo que ellos consideran “un desastre gubernamental”, por lo que buscan mejorar la seguridad pública, fortalecer y respetar las instituciones.
El partido en el poder eligió mediante un proceso de encuestas a Claudia Scheinbaum, quien será la coordinadora nacional de los comités de defensa de la Cuarta Transformación y por añadidura candidata a la Presidencia de la República. La ex jefa de Gobierno dirigirá los procesos de organización rumbo a la elección del próximo 2 de junio y su proyecto de nación busca garantizar la continuidad del gobierno.
Esta opción “bipartidista” dependerá de lo que resuelva Marcelo Ebrard, que podría salir de Morena e incorporarse a otra opción, como Movimiento Ciudadano, o sumarse a la alianza tripartita, opción que tendría dificultades muy fuertes, porque de acuerdo con los sondeos, Morena tiene ventaja sustancial. También, el ex canciller podría constituir una corriente en el propio Morena para perfilar una oposición interna con miras a posicionarse en el partido.
El bipartidismo mexicano es muy peculiar. En un futuro podría dar lugar a que los partidos pequeños dejen de tener razón de ser, pues solamente dos proyectos con posibilidades reales de ganar competirían, lo cual sería benéfico, ya que representaría reducción en gastos y mayor claridad para la ciudadanía entre las opciones que compiten. Como sea, la escena política mexicana tendrá un desenlace emocionante.