Funcionarios y agentes antinarcóticos estadunidenses se hicieron de la vista gorda ante la corrupción mexicana durante décadas, según un informe que fue publicado el jueves por la oficina del senador estadunidense Chuck Grassley y que pide repensar la futura cooperación en materia de seguridad.
Grassley, copresidente republicano del Comité Senatorial sobre Control Internacional de Narcóticos, ha sido una espina en el costado de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), a menudo acusándola de la mala administración de los recursos y de no supervisar las operaciones en el extranjero a pesar de la creciente evidencia de problemas.
Los esfuerzos de Grassley por interrogar a los líderes de la DEA y buscar respuestas han sido recibidos en gran medida con silencio, lo que llevó a su oficina a tomar la medida inusual de escribir sobre los fracasos percibidos en los esfuerzos conjuntos entre Estados Unidos y México para luchar contra los cárteles de la droga.
Siguiendo las acusaciones de corrupción hasta la década de 1980, el informe de Grassley acusa a generaciones de funcionarios estadunidenses de ignorar los sobornos de sus homólogos mexicanos para obtener su cooperación en la incautación de drogas y el arresto de traficantes. Pero hacerlo puso en riesgo a los agentes estadunidenses y perjudicó la lucha a largo plazo contra los cárteles, argumenta.
“Durante los pasados 40 años, los funcionarios estadunidenses han pasado por alto la corrupción generalizada en México a favor de cooperar y canalizar recursos hacia actores extranjeros”, dice el informe.
“Los costos fueron enormes en términos de vidas humanas y recursos de los contribuyentes”, según el informe, que pedía al Congreso de Estados Unidos que revaluara las políticas de cooperación en materia de seguridad de Washington en el hemisferio occidental.
La DEA declaró que sigue evidencia en todo el mundo, incluida la investigación y el enjuiciamiento de la corrupción pública.
“La DEA sigue comprometida incansablemente a trabajar en estrecha cooperación con nuestros socios en Estados Unidos y nuestros homólogos mexicanos para salvar vidas llevando a los narcotraficantes ante la justicia e interrumpiendo la cadena de suministro de drogas ilícitas”, explicó un portavoz de la DEA.
La presidencia de México no respondió a una solicitud de comentarios sobre el tema.
En privado, muchos funcionarios de la DEA han dicho en el pasado que es imposible obtener resultados en México sin la cooperación de funcionarios locales, algunos de los cuales sospechan que son corruptos.