A un paso de la reunión del G-20, y con crecientes críticas sobre la arquitectura financiera internacional que las soporta, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) anunciaron que reforzarán su cooperación en temas climáticos, la vulnerabilidad de la deuda –agravada con la pandemia de coronavirus, luego de que esos organismos aconsejaron aumentar gasto y luego resolver cómo pagar– y la transición digital.

Los organismos apelaron a su antigüedad (nacidas en 1944 en Bretton Woods) para advertir que “están bien posicionadas para hacer una contribución fundamental para ayudar a los países a enfrentar estos desafíos, que son demasiado grandes para que los actores individuales los afronten”, expusieron en una declaración conjunta Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, y Ajay Banga, presidente del BM.

Con una creciente demanda de modificar la arquitectura financiera internacional que lleva 80 años, el FMI y el BM se dijeron “comprometidos a mejorar nuestra colaboración para brindar beneficios tangibles a las personas, empresas e instituciones de nuestros países miembros”.