Este mes el pintor huasteco-tének Jorge Domínguez Cruz (Mata de Otate, municipio de Chontla, Veracruz, 1986) llevará de nuevo su obra surrealista a Estados Unidos, a la vez que comenzará una colaboración con el Jardín Escultórico Edward James, en Las Pozas, municipio de Xilitla, San Luis Potosí.
A principios de año, durante una estancia en Dallas, donde expuso su obra en diferentes espacios culturales, recibió una invitación para pintar un mural en el contexto de la Feria Estatal de Texas –que se efectuará del 29 de septiembre al 24 de octubre–, en un muro del Museo de la Mujer. En un espacio de alrededor de 6 por 5 metros cuadrados, Domínguez Cruz ofrecerá su visión de la cultura mexicana, en especial lo que se relaciona con la festividad del Día de Muertos, en la que la mujer, en forma de La Catrina, es el centro del universo. “Será un diálogo entre lo moderno y lo tradicional, en el sentido del gran legado que nos han dejado nuestros antepasados”.
El próximo mes el artista exhibirá Mis raíces, una exposición individual dentro de la muestra Mundo latino, en el Museo de la Mujer, que también es parte de la Feria Estatal de Texas. En tanto, tiene una invitación para exponer en noviembre obra relativa al Día de Muertos en Atlanta, Georgia.
Para la Fiesta de las Culturas Indígenas, Pueblos y Barrios Originarios de la Ciudad de México, llevada a cabo del 4 al 20 de agosto en la Plaza de la Constitución, el artista realizó el acrílico Alegría, pasión y riqueza de nuestros pueblos indígenas, cuya imagen fue utilizada como su emblema.
Inspiración en la fantasía y la extravagancia
Al ser un pintor de índole surrealista, nativo de la Huasteca, no es de extrañar que le hayan contactado los responsables del Jardín Escultórico Edward James, ubicado en la parte potosina de la región. La “fantasía y extravagancia” ambiental de la zona, con sus “cambios de luz y contrastes en el paisaje”, atraparon a Domínguez Cruz desde niño e hicieron surgir “el surrealismo en mí”.
La primera colaboración del artista con el Jardín Escultórico consiste en la realización de un óleo en el que se ven en primer plano dos manos, la de Edward James junto a la de Plutarco Gastélum, su “mano derecha”. En el fondo se perciben más manos porque en la realización del jardín trabajaron muchas personas. “Hablo de un todo desde esa raíz, una conexión, a través de las manos, con la tierra y el cosmos, en una especie de explosión porque la Huasteca es explosiva”, señala.
De la temática que se maneja en la pintura “se extraerá un logo para un área nueva” que está por abrirse en el Jardín Escultórico. El espacio llevará el nombre de Cimbrateca y albergará todos los moldes que empleó James para crear el jardín también conocido como “surrealista”. Más adelante el artista tendrá una exposición de su obra en el mismo espacio.
Domínguez Cruz es un pintor autodidacta que aprendió su oficio viendo libros con obra artística y fabricando sus pinceles con un pedazo de cola de becerro, y “moliendo hierbas y machacando flores” para obtener sus colores. A los 16 años se trasladó a la Ciudad de México para seguir con su proceso de aprendizaje, aunque en un principio fue empleado en tiendas de ropa para comprar material y dedicarse a su gran pasión: la pintura.
Ha encontrado apoyo en personas como Max Ramos, dueño de la librería Jorge Cuesta, quien le facilita un rincón para pintar cuando se encuentra en la Ciudad de México, debido a que la mayor parte del tiempo está en su comunidad.
En los cuadros de Domínguez Cruz se impone el empleo de los colores primarios. “Son los colores que encontramos en la vida, los que siempre están muy presentes. A través de ellos surgen los demás colores. Son mi punta de partida en cada una de mis obras. Allí es donde represento la pasión, la alegría, las emociones, en un estallido de formas que se puede ver en cada una de mis obras, porque somos movimiento y transformación. Me gusta mucho representar obras en el dinamismo que de alguna forma están en diálogo”.
Para Domínguez Cruz las obras maestras de la historia del arte siguen presentes porque generan un diálogo. “De alguna forma he aprendido esto mediante la observación de esas grandes obras como de Leonardo da Vinci. No importa en qué momento de la historia fueron hechas, siguen provocando”.
Convertido en referencia de la pintura huasteca, Domínguez Cruz se dedica a promoverla más allá de las fronteras del país.