Fue una pieza oratoria magistral. El 28 de agosto de 1963, en el monumento a Lincoln, en Washington DC, Martin Luther King dio el discurso que marcó un parteaguas en la lucha por los derechos civiles de la población afroestadunidense.
Como su padre, del mismo nombre, Martin Luther King (MLK) era pastor bautista y había sido formado en un entorno donde pertenecer a la comunidad eclesiástica implicaba formar parte de un espacio de resistencia al racismo circundante. Martín Lutero King padre servía como pastor en la Iglesia bautista Ebenezer, en Atlanta, Georgia, en la que se reunían 4 mil personas. Era parte del comité ejecutivo local de la National Association for the Advancement of Colored People y activista en la Liga de Votantes Negros. Varias ocasiones recibió amenazas del Ku Klux Klan.
El teólogo afroestadunidense James H. Cone (1938-2018), profesor en el Union Theological Seminary de Nueva York, destaca que los congregantes de la Iglesia bautista Ebenezer, bajo el pastorado de MLK padre, a quien se unió su hijo como pastor asistente, eran enseñados tanto en temas bíblicos como en la necesidad de organizarse para luchar por sus derechos civiles: “La Iglesia era un refugio, lugar donde los negros podían estar libres de los blancos, libres de Jim Crow [leyes segregacionistas], libres de todo lo que los degradaba y humillaba. Podían cantar y gritar, y no había nadie allí para echarlos” (Martin, Malcolm and America. A Dream or a Nightmare, p. 25).
En septiembre de 1954 MLK inició el pastorado en Dexter Avenue Baptist Church, en Montgomery, Alabama. El 1º de diciembre de 1955 un incidente daría inicio a protesta organizada de la comunidad afroestadunidense de Montgomery. Contrariando la ley que mandaba a los usuarios “de color” ceder asientos en los autobuses a personas blancas, Rosa Parks no hizo lo requerido. Llegaron policías, la arrestaron y fue encarcelada por alteración del orden.
Las iglesias afroestadunidenses operaron como centros organizativos para diseñar actividades contra el segregacionismo en los autobuses. Rosa Parks era integrante de la African Methodist Episcopal Church, en tanto que Luther King, a la par de ser pastor, encabezaba la Montgomery Improvement Association, que coordinó el boicot a los autobuses como forma de presionar para que cesara la ley racista que impedía a los afroestadunidenses permanecer sentados cuando algún blanco demandaba el lugar. La mayoría de los usuarios de los autobuses era afroestadunidense, no hacer uso del sistema de transporte implicó sacrificios. La resistencia logró, luego de 13 meses de boicot, que la Suprema Corte declarara inconstitucional la ley racista que había imperado en los autobuses.
Para agosto de 1963 Martin Luther King había conseguido liderazgo en el movimiento por los derechos civiles de los afroestadunidenses. Ante más de 200 mil personas tomó la palabra y en 17 minutos plasmó el significado y los medios por los que se había involucrado para enfrentar el racismo blanco (https://acortar.link/XYi73O). Como buen predicador, de lo que había plena constancia en su ministerio pastoral, quiso dejar en su audiencia una idea, alrededor de la cual hilvanó la enumeración de la oprobiosa realidad vivida por la población negra en Estados Unidos. No había sueño para millones de víctimas del racismo, sino pesadilla incesante.
Los afroestadunidenses tenían una larga tradición de apropiarse del mensaje bíblico en clave liberadora y en favor de la dignidad que negaba el sistema segregacionista. Existía lo que condensó bien James H. Cone en su libro de 1970, A Black Theology of Liberation (la traducción al español es de 1973, Ediciones Carlos Lohlé): una línea de pensamiento bíblico que reivindicaba el anhelo de libertad. MLK conectó con esa línea y “como profeta, con un carisma nunca visto en el siglo [XX] predicó la libertad negra a la luz de Jesucristo y con su palabra encendió el espíritu de libertad entre los negros”. Recientemente, otro teólogo afroestadunidense, Esau McCaulley, ha subrayado la tendencia presente en la espiritualidad negra, la que no separa la redención personal de la social ( Reading While Black. African American Biblical Interpretation as an Exercise in Hope , InterVarsity Press, 2020).
En Yo tengo un sueño, sin dar capítulos ni versículos, Martin Luther King hizo dos citas bíblicas literales y otras dos alusivas. Afirmó que su objetivo era que “corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo” (Amós 5:24). De Isaías mencionó que su exigencia y esperanza era cambiar el ominoso statu quo por un nuevo orden: “Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria del Señor, y toda carne juntamente la verá” (40:4-5). Finalizó evocando el espiritual negro Al fin libres (https://acortar.link/ssl3DQ).