Ciudad de México. Xóchitl Gálvez Ruiz fue ungida ayer como candidata presidencial del Frente Amplio por México (FAM), en un acto en el que se lanzó una vez más contra la administración obradorista. “Quienes dijeron que juntos harían historia acabaron en pandilla, están juntos, pero no hicieron historia, porque la historia no se hace dividiendo, no se hace inculcando el odio entre los mexicanos, sino sumando… La historia no se hace en la discordia, sino en la reconciliación”.
La senadora sostuvo que los problemas “no se arreglan con ideología, sino con soluciones”, por lo que mantendría, de ganar en 2024, las políticas públicas que, a su consideración, sirven, y cambiaría las que no funcionan. “Mi regla de oro: ni huevones ni rateros ni pendejos”, insistió, respecto de lo que espera de sus colaboradores.
Recibió su constancia como coordinadora del FAM, en una concentración en el Ángel de la Independencia, donde invitó para acompañarla a la activista Cecilia Flores, madre buscadora de desaparecidos; Elsa Ortigoza, dedicada al reciclaje de materiales y a quien presentó como una madre aspiracionista; y a Nicolás Olguín, líder de una comunidad indígena en Ixmiquilpan. A los tres les cedió brevemente el micrófono.
Junto a panistas, priístas y perredistas, Gálvez reconoció que sigue abajo de Morena en las encuestas de preferencia electoral, pero calculó que si en dos meses “estamos por alcanzar” a ese partido, “es porque podemos ganar”. En ese sentido, confió en obtener el triunfo en los comicios del próximo año y resumió el ánimo imperante entre los asistentes que la arroparon en el Ángel y en Paseo de la Reforma: “La esperanza ya cambió de manos, la esperanza ahora es nuestra”.
Las alusiones al partido mayoritario fueron frecuentes en su discurso de 23 minutos, interrumpido por las consignas de “¡Xóchitl, presidenta!”, “¡Xóchitl, presidenta!” Los banderines tricolores, del PAN y del PRD se mezclaron en el acto organizado a la vieja usanza, con personas llevadas en autobuses estacionados en calles aledañas a Paseo de la Reforma, hasta en doble fila.
Desde temprana hora, fue evidente la movilización de la estructura priísta. Los primeros en llegar, cuatro horas antes de que comenzara la ceremonia, fueron comerciantes del centro de la Ciudad de México que se apresuraron a ocupar los lugares cercanos al templete.
Panistas y perredistas arribaron posteriormente, muchos provenientes de las alcaldías gobernadas por la oposición, que al mismo tiempo promocionaban a otros aspirantes a cargos de elección popular en la capital.
También asistieron quienes se diferenciaron de los militantes partidistas por su atuendo rosa, como el que predominó en la marcha “por la defensa” del Instituto Nacional Electoral (INE). En el templete, Gálvez estuvo acompañada de los dirigentes del FAM, Alejandro Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano.
¡Aquí está la oposición!
Desde el inicio de su discurso, la legisladora dijo que hace dos meses la oposición estaba desunida y desmoralizada e incluso se decía que no existía, pero en muy poco tiempo “le dimos la vuelta al pesimismo… ¡Aquí está la oposición!”
Además, presentó los ejes que guiarán su actuación en la campaña: “No vamos a seguir dividiendo a México… no vamos a recurrir a la ofensa, al insulto, a la descalificación. México necesita una presidenta que respete a todas y a todos, que gobierne para todas y para todos”.
Aseguró que hablará con la verdad, “por dolorosa que sea; les diré las cosas tal como son, sin adornos y sin cuentos; siempre les diré la neta”. Ofreció reconocer los errores del pasado, pero defender lo que se hizo bien, en referencia a los gobiernos encabezados por los partidos que ahora la impulsan.
Al agregar que le dará prioridad a escuchar todas las voces y que se acabó sólo hablar, abrió la puerta a quienes quieran sumarse de “buena fe” y planteó: “Yo no tengo formalmente un partido, no tengo filias ni fobias, soy políticamente daltónica, sólo veo un color, el color de México”.
La senadora panista ofreció respeto a la clase media, a la diversidad, a las personas con discapacidad, a las madres buscadoras, a los padres de los niños enfermos, a los abuelos, ambientalistas, científicos y académicos “ninguneados”, estudiantes que quieren progresar, migrantes, a doctores y enfermeras, policías, maestros, soldados y marinos, “los verdaderos héroes”, así como a los periodistas “por su trabajo, fundamental para nuestra democracia”.
Gálvez se retiró de la columna de la Independencia en medio de un tumulto de seguidores, a quienes, al citar el Himno Nacional, convocó a lidiar con valor y con amor. Concluyó con un “¡Viva México! Hoy la esperanza es nuestra”.