Benito Juárez, QR. Después de ratificar por enésima vez su fe maderista para atajar los gritos de quienes le pedían “¡seis años más!”, el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió calma a sus seguidores: “No hay nada qué temer, ya este pueblo se echó a andar. Ya cambió la mentalidad. ¿Ustedes creen que van a regresar los corruptos? Estoy a punto de hacer una señal de Campeche. ¡Toma tu Champotón! No, ya no, ni disfrazándose ahí, queriendo engañar. No, esto ya es otra realidad”.
En su último día de gira por el sureste para supervisar uno de sus proyectos principales del sexenio y al inaugurar un distribuidor vial en las inmediaciones del aeropuerto de Cancún, López Obrador anunció que realizará otros dos recorridos a bordo del Tren Maya en octubre y noviembre con el fin de verificar su funcionamiento y evaluar los detalles técnicos para su inauguración en diciembre. Poco antes, en breve entrevista, desmintió que la parada realizada el sábado se debiera a una falla mecánica, “estaban haciendo una revisión técnica”.
–¿Cree que no quedó muy claro, porque todavía es un periodo de pruebas?
–No queda claro para quien no quiere verlo claro –respondió un tanto molesto por las versiones que se difundieron de lo ocurrido el sábado en el trayecto Mérida-Chichén Itzá. Acotó: “Qué lamentable la actitud de los dueños de los medios de manipulación de México. Dan pena ajena”.
Minutos después, se dirigió al estrado para pronunciar su discurso sobre las acciones complementarias que realiza el gobierno federal alrededor del proyecto de Tren Maya. Cuando aludía a las obras pendientes para concluir en el sureste hacia el final del sexenio se escucharon gritos entre los asistentes: “¡seis años más! ¡Seis años más!” El mandatario les respondió: “No, eso no, porque soy maderista, ‘sufragio efectivo, no relección’.”
Durante el acto, el secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, Jorge Nuño, sostuvo que dentro del plan integral estratégico de vialidades en Cancún destacaban cinco, entre ellas las dos que se inauguraron ayer, de restauración del bulevar Luis Donaldo Colosio y el distribuidor vial del aeropuerto, además del puente de Nichupté para conectar la zona turística con el otro lado de la laguna de ese nombre.
López Obrador retomó el tema para explicar que cuando le plantearon que era posible que esa nueva vialidad se construyera para que fuera de cuota y financiar su realización, cuyo costo rondaba 6 mil millones de pesos, rechazó la alternativa.
“Cuando Mara (Lezama, gobernadora de Quintana Roo) me plantea esto, le dije: ‘sabes, nosotros tenemos una deuda con Cancún y la vamos a empezar a pagar. Le debemos mucho a Cancún, entonces, vamos a hacer el puente Nichupté sin pagar nada y lo va a financiar el gobierno federal con el presupuesto del pueblo’.”
Sobre sus giras de supervisión del Tren Maya, detalló sus traslados: “En un mes me vuelvo a embarcar en el tren, pero ahora de Cancún a Mérida y Mérida a Campeche, y ya vamos a llegar a Escárcega. En dos meses me vuelvo a subir al tren Cancún-Mérida-Campeche-Escarcega-Palenque y en diciembre lo estamos inaugurando”.
Aprovechó su discurso para cuestionar a quienes volvió a calificar de “seudoambientalistas corruptos que usan esa bandera, ¿saben para qué? Para sacar moches. Están acostumbrados a chantajear y sacar dinero. Pero con nosotros se amuelan, ¡a robar a otra parte!”
Los acusó de quedarse callados en el pasado “porque los maicearon, siempre los andan sobornando” y no dijeron nada cuando destruían el medio ambiente y los manglares.
“Ahí está el caso Calica. Imagínense, convirtieron esa zona tan bella en un banco de materiales para llevarse la grava a Estados Unidos. ¿Dónde estaban los ambientalistas? No estaban en ningún lado. Estaban en los hoteles de lujo dándose la gran vida”.
Hasta el lugar donde se efectuó la ceremonia de inauguración llegaron decenas de inconformes que protestan por lo que agobia al otro Cancún: el despojo inmobiliario. Con pancartas y gritos denunciaron que mediante irregulares procesos legales, los bancos han asumido el control de deudas inmobiliarias para lograr el despojo de propiedades y revenderlas.