Oaxaca, Oax. Al grito de “ayer fuimos héroes, hoy delincuentes”, médicos anestesiólogos de distintos hospitales tanto estatales como federales protestaron en la capital del estado para demandar al gobierno federal no criminalizar a los especialistas, esto luego de la detención de Gustavo Aguirre Castro, anestesiólogo arrestado en Baja California Sur y acusado de delitos contra la salud.

Especialistas del hospital Presidente Juárez del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), del Hospital General de Zona no. 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Hospital Regional de Alta Especialidad, el Hospital Dr. Aurelio Valdivieso, así como integrantes del Colegio Oaxaqueño de Anestesiología, marcharon para demandar la liberación de su compañero.

Los médicos, partieron en marcha del IMSS ubicado en Héroes de Chapultepec hacia el zócalo de la ciudad de Oaxaca, a su paso lanzaron diversas consignas entre ellas “ayer fuimos héroes, hoy delincuentes”, “justicia para Aguirre, justicia para (Daniel) Rangel” anestesiólogo del Hospital General 32 de la Ciudad de México detenido el pasado 31 de agosto.

La presidenta del Colegio Oaxaqueño de Anestesiología, Claudia Paulina Reyes García demandó al estado mexicano deje de satanizar a los anestesiólogos, pues para ellos en fentanilo es un producto necesario para trabajar, ya que se utiliza durante sus procedimientos.

Señaló que de acuerdo a sus protocolos la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) no entrega este producto a las clínicas particulares, por lo que ellos deben de llevarlo, así que es necesario que se hagan modificaciones en este sentido, con lo que se evitaría que los doctores tengan que transportar este el medicamento.

Acusó que hace un par de años a los médicos se les llamaba héroes durante la pandemia, en la que los anestesiólogos estuvieron laborando en la primer línea, intubando a los pacientes y ahora los criminalizan, más aún cuando los detienen son exhibidos con nombres y apellidos, mientras que a verdaderos delincuentes les cuidan su identidad.