Venecia. La carrera por el León de Oro del Festival de Venecia pasa a una velocidad superior este jueves con el filme El conde, del chileno Pablo Larraín, que presenta al dictador Augusto Pinochet como un vampiro, y el biopic sobre Enzo Ferrari protagonizado por Adam Driver.
Con El conde, producida por Netflix, el director chileno Pablo Larraín, famoso por las películas biográficas de Jackie Kennedy (Jackie) y de la princesa Diana (Spencer), ofrece una visión improbable, pero mordaz, del pasado reciente de su país, con el dictador Augusto Pinochet como un vampiro.
Por su parte, Driver aportará un poco del glamur de las estrellas a este festival, cuya alfombra roja se quedó este año sin muchos actores a causa de la histórica huelga de Hollywood.
A sus 39 años, Driver es uno de los actores con más trabajo de Hollywood, combinando papeles en franquicias de éxito como Star Wars con trabajos con directores de renombre como Ridley Scott, Noah Baumbach y Spike Lee.
En Ferrari, Driver encarna a Enzo Ferrari, el fundador de la marca de bólidos del mismo nombre, apodado il Commendatore (el comendador).
El poderoso sindicato SAG-Aftra, que prohíbe a sus miembros realizar películas o participar en la promoción de sus filmes, hizo una excepción con la película Ferrari del director Michael Mann –conocido por sus películas de suspenso como Heat (Fuego contra fuego) y Collateral (Colateral: lugar y tiempo equivocado)– porque se hizo fuera de los estudios de Hollywood.
En declaraciones a la prensa antes del estreno, Driver manifestó su solidaridad con los sindicatos.
“¿Por qué una distribuidora pequeña como Neon y STX International (que financió Ferrari) pueden cumplir con lo que piden (los sindicatos) y una gran compañía como Netflix y Amazon no?”, manifestó.
“Individual y colectivamente, somos totalmente solidarios”, dijo Michael Mann. “Ferrari pudo hacerse porque la gente que trabajó en ella renunció a una parte importante de sus sueldos, en lo que a Adam y a mí mismo respecta (...) Ningún gran estudio nos hizo ningún cheque”.
La huelga de actores en Estados Unidos arrancó en julio y se añadió a la que ya protagonizaban desde mayo los guionistas.
Ambos movimientos plantean reivindicaciones laborales ante el desembarco de la inteligencia artificial en el mundo del cine, y piden también mejoras salariales.
Dogman, de Besson
También se proyectó ayer la cinta Dogman, del director francés Luc Besson (El quinto elemento).
La historia de un chico víctima de abusos, que encuentra refugio en una jauría de perros, está protagonizada por Caleb Landry Jones, que ganó el premio al mejor actor en Cannes hace dos años por Nitram, sobre un tiroteo masivo en Australia.
Besson, de 64 años, espera regresar tras el sonado fracaso en 2017 de Valerian y la ciudad de los mil planetas que casi llevó a la quiebra a su productora, EuropaCorp.
Unas pérdidas que se llevaron por delante la fortuna que hizo con Taken (Búsqueda implacable en América Latina, Venganza en España) y que echaron por tierra las esperanzas de Besson de competir con los mastodontes de Hollywood.
El francés acaba de ser absuelto de una denuncia por violación.
“Algo de lo que estoy particularmente orgulloso hoy es de mi libertad”, declaró Luc Besson refiriéndose a su trabajo como director. “Nadie puede impedirme escribir (la película) que quiera”, agregó.
Aparte de El conde, Netflix presentará varias producciones en la Mostra, incluyendo un cortometraje de Wes Anderson basado en una obra de Roald Dahl, The Wonderful Story of Henry Sugar y The Killer, de David Fincher.
La Mostra de Venecia, que este año celebra su 80 edición, es el festival de cine más antiguo del mundo y en los pasados años se ha convertido en un trampolín para los aspirantes al Óscar.
Entre las 23 películas seleccionadas para el certamen de este año, sólo cinco mujeres optan al León de Oro, que se entregará el 9 de septiembre y que desde hace tres años han ganado directoras.