En el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile, el Gobierno capitalino entregó las llaves de la Ciudad de México y nombró visitantes distinguidos a los senadores chilenos María Isabel Allende Bussi y Miguel Insulza Salinas, en reconocimiento a su trayectoria y lucha social, así como por sus contribuciones a la democracia latinoamericana.
En una ceremonia en el patio del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, la hija de Salvador Allende y senadora por el Partido Socialista afirmó que, al conmemorar esa época, está la obligación de denunciar la brutalidad que significó esa dictadura civil-militar, recordar la solidaridad que se abrió como ola gigantesca en todos los países democráticos hacia Chile, pero también a no olvidar la experiencia aprendida que es valorar la democracia.
“Aprendimos también que eso es muy importante, que nada puede justificar el quiebre de la democracia, bajo ninguna circunstancia y ninguna condición, nunca debe quebrarse la democracia.”
Polarización y democracia
Indicó que ese ha sido el mensaje del presidente chileno, Gabriel Boric –que los sectores de la derecha y extrema derecha han sido incapaces de entender–, al exhortar a todas las fuerzas políticas a firmar una carta donde se comprometen a que nunca, por más polarizada que esté una sociedad, debe romperse la democracia ni el respeto a los derechos humanos. “Eso todavía no ha sido posible y han pasado 50 años”, lamentó.
Afirmó que esa será la lucha que se seguirá dando, pues existe una profunda convicción de los cambios tan necesarios en la región, con países tan desiguales, necesitan grandes mayorías, pero también esos acuerdos. “Se necesita fortaleza de nuestras instituciones democráticas y quizá hoy día en el mundo más desafiante que nunca.”
Consideró que se necesita el respeto a la tolerancia, a la diversidad y al pluralismo, así como entender que se requiere avanzar en cambios sociales, pero en el marco del respeto, de la institucionalidad democrática.
Ante invitados especiales, representantes de los poderes Judicial y Legislativo, e integrantes de la comunidad chilena, la senadora agradeció la distinción que le hizo el Gobierno de la Ciudad de México, en la que vivió durante 17 años, después del 11 de septiembre de 1973.
Tras recordar la actuación del entonces embajador Gonzalo Martínez Corbalá, que permitió cobijar en el país no sólo a su familia, sino a casi 800 chilenos, afirmó que México siempre ha sido ejemplo de autodeterminación y solidaridad.