Expertas de la Organización de Naciones Unidas (ONU) condenaron los ataques, e incluso, “muertes violentas e intimidación” contra las mujeres defensoras que buscan a familiares desaparecidos. Por ello, demandaron al gobierno mexicano garantizar que realicen su labor de “forma libre y segura”.

En el contexto del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) también destacó que en 2022, de acuerdo con datos oficiales, en México cada día 18 niñas, niños y adolescentes de entre cero y 17 años se reportaron desaparecidos o no localizados.

Por su parte, las relatoras especiales Mary Lawlor y Reem Alsalem, y la experta independiente sobre derechos humanos de las personas mayores, Claudia Mahler, indicaron en un comunicado que “es indignante que quienes buscan a familiares y seres queridos desaparecidos forzadamente sigan siendo atacados y enfrenten violencia en México”.

La Redim destacó que en el caso de niñas, niños y adolescentes desaparecidos, “afortunadamente la mayor parte de los casos (82.5 por ciento) son localizados. Sin embargo, por cada 100 menores localizados, uno fue hallado sin vida.

La red destacó que, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas de la Secretaría de Gobernación, desde que se tiene registro 95 mil 646 niños, niñas y adolescentes han sido reportados en esa situación, y una de cada cinco de estas personas continuaban desaparecidas o no localizadas hasta ayer, esto es, 16 mil 755 en total.

Presentan documental

Por su parte, un documental de la asociación Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas destaca el dolor convertido en rabia e indignación de las buscadoras, pero también en esperanza. Con su lucha “están apostando todo para cambiar la realidad. Buscar, para ellas, no es sólo levantar piedras, sino buscar formas de lucha no violenta para cambiar el país”.

Aseguran que son más que “la suma de un montón de historias tristes, es la historia de la resistencia civil pacífica y de la dignidad que busca cambiar al país y acabar con la violencia”. En el filme precisan: “no tenemos miedo” y explican cómo la desaparición de sus familiares les transformó la vida.

Muchas de ellas, confiesan, pasaron de “ser amas de casa a participar en talleres de sábanas de llamadas (a celulares), de restos humanos y de cuestiones forenses y de seguridad”, pero también se convirtieron en “constructoras de paz y defensoras de derechos humanos”.

En tanto, la Dimensión Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano recordó que existen más de 110 mil personas de las que se desconoce su paradero, llamó al Estado a que “otorgue rutas de seguridad, justicia y reparación del daño” y expresó su “acompañamiento a las familias de las víctimas” que “continúan en la búsqueda de sus seres queridos, que Dios anime su corazón e incansable lucha”.