A medio siglo del artero golpe de estado en Chile (11 de septiembre de 1973), y a tres meses del 200 aniversario de la doctrina proclamada por el presidente James Monroe (“América para los americanos”, Washington, 2 de diciembre de 1823), me parece pertinente dedicar unas palabras a tres jóvenes rebeldes que, con firmeza, lucidez y propuestas claras, mantienen enarbolada la causa de la “patria grande”: el uruguayo José, Pepe, Mujica (88 añitos), el chileno Manuel Cabieses Donoso (90) y el argentino Abel Reynoso (92).
Mujica es el mejor conocido, y su hoja de vida fue contada en la hermosa película El Pepe, una vida suprema (2013), dirigida por el serbio Emir Kusturica. Pepe empezó a militar en el Partido Nacional (blanco), y en 1956 conoció al legendario político Enrique Erro (1912-84), con quien fundó la Unión Popular en 1962, y dos años después se incorporó al Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros.
Apresado cuatro veces, El Pepe se fugó en dos oportunidades de la cárcel montevideana de Punta Carretas. El último periodo de detención (1972-85) transcurrió en calidad de “rehén” de los militares, lo que significaba que junto con otros jefes guerrilleros sería ejecutado en caso que su organización retomara las acciones armadas. En total, El Pepe padeció 15 años de prisión, 11 de los cuales en durísimas condiciones.
En noviembre de 2009 su partido, Frente Amplio (FA), ganó las elecciones con 52 por ciento de los votos, y asumió la presidencia de Uruguay. Casado con la ex guerrillera y senadora Lucía Topolansky, la vida del Pepe transcurre con gran sobriedad en su humilde chacra cercana a la capital, donde cultiva flores, siendo visitado por jóvenes de todo el mundo que llegan allí para oír sus palabras de viejo revolucionario (“Hugo Chávez fue el gobernante más generoso que he conocido”, “las derechas pelean por intereses, y las izquierdas por ideales”, etcétera).
Por su lado, el periodista Manuel Cabieses mantiene un blog que lleva el nombre de la legendaria revista Punto Final que dirigió desde los épicos años 60, y en cuyas páginas desfiló la crema y nata de la izquierda revolucionaria mundial. Después del golpe de 1973, Cabieses (dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucioanria, MIR), estuvo detenido-desaparecido en distintos campos de prisioneros (el último fue el de Chacabuco, en el desierto de Atacama), y en 1975 fue expulsado junto con su familia, primero a Perú y de allí a La Habana. Pero en 1979 regresó clandestinamente a Chile, sumándose a la resistencia.
En un doloroso artículo de junio pasado (“Los viejos de La Moneda”), Cabieses escribió: “Causa enorme desaliento la rápida conversión de la nueva generación gobernante, que en un santiamén hizo suya la corrupción de los antiguos moradores de La Moneda”.
Sigue: “Aunque la presidencia y los cargos claves están en manos de quienes hasta ayer eran combativos dirigentes estudiantiles que prometían cambiar el país, hoy ni cenizas quedan de las promesas de limpiar la política de la codicia y las componendas. En el camino a La Moneda, plagado de recovecos ideológicos, perdieron la audacia y honestidad para convocar al cambio social. Uno esperaría que el aguerrido equipo de Boric hiciera un esfuerzo por cambiar este país con el estigma de la mayor desigualdad en el mundo”.
Finalmente, el peronista de la primera hora Abel Reynoso, quien en marzo de 1956 viajó por tierra y mar hasta Panamá, donde se había exiliado el general Juan Domingo Perón, derrocado por otro golpe militar en septiembre de 1955.
Con una salud y energía envidiables, Reynoso vive en Oregon, y desde hace más de 10 años envía día tras día un video de media hora (a la fecha, más de 3 mil 500), en los que con rigurosa actualidad comenta y reflexiona acerca de las idas y venidas de la política latinoamericana; Argentina y México, en particular. Y su alcance no es menos envidiable que su salud: más de 100 mil seguidores en YouTube.
En días pasados, Reynoso estuvo en México y asistió a una de las mañaneras de AMLO, con quien sostuvo un diálogo interesante acerca de los problemas de la comunicación en el continente.
Hoy por hoy, las inquietudes de Pepe Mujica (socialista), Cabieses (marxista) y Reynoso (peronista) bien pueden girar y servir (a modo de advertencia a los jóvenes), en torno a los versos del poeta italiano Pier Paolo Pasolini (católico y comunista): “Demasiado profundo es en vosotros / la huella de la lucha ya realizada / Vosotros, siervos de la justicia, impulsores / de la esperanza / os habéis acostumbrado / a los actos necesarios que humillan / el corazón y la conciencia / Os habéis acostumbrado al premeditado callar / al hablar calculado, al denigrar sin odio, al exaltar sin amor /a la brutalidad de la prudencia / a la hipocresía del clamor…” (“Una polémica en verso”, Las cenizas de Gramsci , 1957).