Madrid. Los telescopios Hubble y James Webb serán utilizados de modo combinado para estudiar de forma remota Ío, el cuerpo volcánicamente más activo del Sistema Solar.
El estudio complementará los próximos sobrevuelos de la luna de Júpiter por la nave espacial Juno de la NASA y proporcionará información sobre las contribuciones de Ío al entorno de plasma alrededor de Júpiter. Los grandes proyectos del Hubble requieren 75 órbitas o más. Este proyecto recopilará datos durante 122 órbitas, que es como se asigna el tiempo del telescopio, informa en un comunicado el SwRI (Southwest Research Institute), que lidera el programa.
La atmósfera que escapa de Ío es la fuente dominante de material en la magnetosfera joviana, una enorme burbuja de partículas cargadas que giran alrededor del gigante gaseoso. Sin embargo, la conexión entre los volcanes, los volátiles de la superficie, la atmósfera y la interacción del plasma magnetosférico con las nubes neutras extendidas de Ío, el Toro de Plasma de Ío (IPT) y la ionosfera de Júpiter siguen siendo difíciles de cuantificar y comprender.
“Los acoplamientos entre procesos variables en el tiempo son fundamentales para comprender el sistema de Júpiter de manera integral”, dijo Fran Bagenal, coinvestigador principal del proyecto de la Universidad de Colorado en Boulder. “Por ejemplo, ¿cuánto azufre se transporta desde Ío hasta la superficie de Europa? ¿Cómo se comparan las características de las auroras en Ío con las auroras de la Tierra (las auroras boreales) y Júpiter? Ío, la gran luna más interna de Júpiter, suministra la mayoría de las partículas cargadas de la magnetosfera del planeta. El IPT es una nube de iones y electrones en forma de rosquilla que rodea a Júpiter y se crea cuando los gases atmosféricos que escapan de Ío se ionizan.
Los electrones chocan con los iones, que absorben la energía de las colisiones y la liberan en forma de luz ultravioleta, que puede detectarse con telescopios.
“La mayoría de estos materiales en realidad no escapan directamente de los volcanes, sino que están asociados con la sublimación de la escarcha de dióxido de azufre de la superficie diurna de Ío”, mencionó Katherine de Kleer de Caltech, otra coinvestigadora con experiencia en el análisis de datos de James Webb. “La interacción entre la atmósfera de Ío y el plasma circundante proporciona el mecanismo de escape para los gases liberados desde la superficie helada de la luna”.
La misión principal de Juno estudió el interior, la magnetosfera y la aurora de Júpiter, mientras su misión extendida incluye sobrevuelos de las lunas galileanas. Los sobrevuelos de nave espacial sobre Ío el 30 de diciembre de 2023 y el primero de febrero de 2024 son especialmente cercanos.
Se llevarán a cabo algunos otros pases más distantes, y el acto del 20 de septiembre de 2024 será observable por Hubble y Webb. Si bien las misiones Europa Clipper y Jupiter Icy Moons Explorer (JUICE) están programadas para llegar a Júpiter en 2029-2031, ninguna de estas misiones pasa por Ío. Otra oportunidad para realizar este tipo de investigación no habría sido posible hasta la década de 2030.