El grupo BRICS crece y avanza. Representaba 31 por ciento de la población mundial y 42 por ciento del PIB planetario. Con la incorporación de Argentina, Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Etiopía, representa ahora 37 por ciento del PIB mundial y 46 por ciento de la población. En tanto, el G-7 representa menos de 10 por ciento de la población y su PIB es de 32 por ciento. La ampliación incluye a tres importantes proveedores de materias primas fósiles: Arabia, Emiratos e Irán que, con Rusia, suma 60 por ciento del petróleo y el gas producidos en el mundo. Pronto podría controlar 80 por ciento de la producción mundial de petróleo.
El BRICS produjo ya un alza tan grande en las expectativas del sur global, que unos 40 países esperan turno para ser admitidos; saben que recibirán un trato distinto al que les asesta el desvalijador imperialismo estadunidense. Si los planes del BRICS fundador avanzan y toman un sendero de crecimiento, con 42 por ciento de la población del mundo, y con las sucesivas adhesiones del futuro cercano, el BRICS podría convertir al G-7 en un conjunto de países más o menos marginales. Los europeos se volverán países museo (el proceso está en pleno curso), que perdurarán debido a sus potentes culturas.
El BRICS avanza y avanzará aún más en el futuro, si no todo es enviado al holocausto por el gobierno decadente de Estados Unidos. Hace años que escapa de sus manos el dominio de la economía mundial. Como es evidente, no se trata de una situación que se le salió de control, sobre la que podría actuar y recobrar el control anhelado. No, lo que “se escapa” de las manos no es una situación, sino su dominio sobre el curso de la historia, nada menos. Pero no se ha dado por enterado. Lo mismo pasó en el curso de la historia de largo plazo con los imperios dominantes: ocurrió con Roma, con el imperio español, con el imperio portugués, con el imperio británico. EU está de salida, pero su final en tiempo y en forma no son aún visibles.
De la crisis de 2008, implosión de las hipotecas subprime y quiebra de Lehman Brothers incluidos, todos salieron mal, pero EU y los demás socios de la OTAN salieron con tibia, peroné y fémur, quebrados. China, India, Brasil y Rusia, desde 2006, habían comenzado a sentar las bases de una asociación económica. La primera cumbre tuvo lugar en 2009, en Ekaterimburgo (Rusia), y fue entonces adherida Sudáfrica. A estos países les fue mejor que a la OTAN, y la creación del BRICS fue su respuesta colectiva a la crisis de 2008.
Entre el 22 y el 24 de agosto pasados, el BRICS celebró su decimoquinta cumbre en Johannesburgo (Sudáfrica). Su reunión contó con la presencia de más de 30 invitados del sur global. Todos tenían una percepción y un sentimiento comunes: están exhaustos de padecer la supremacía depredadora del norte “democrático”, de los países que lo lideran, EU en primer lugar, de las instituciones que los vapulean (G-7, Banco Mundial, FMI).
Les es urgente comenzar a escapar de esa depredación y ese vapuleo atroces; pero también es apremiante, para el conjunto del BRICS plus y para los países que buscan adhesión, enfrentar las decisiones inapelables de EU –y sus aliados europeos, más Japón y Canadá–, de impedir el crecimiento de China y del resto del BRICS. El objetivo de esas decisiones gringas es crear un espacio económico en el mundo donde la supremacía del imperialismo gringo sea incuestionada o deba ser acatada por la imposibilidad de los países dependientes del sur para enfrentar al monstruo. El 28 de junio de 2022, en la cumbre de la OTAN en Madrid, por vez primera Biden fijó el nuevo propósito superior de esa organización: “En esta cumbre hemos reunido a nuestras alianzas para hacer frente tanto a las amenazas directas que Rusia representa para Europa como a los retos sistémicos que China plantea para un orden mundial basado en reglas”. En las reglas del imperialismo. El discurso geopolítico de EU es un retintín continuo: enfrentamos las “democracias” a las “autocracias”. ¿Democracia en EU? Los cínicos cuentos de hadas gringos se explican sólo porque las dice el que manda.
Las leyes del mercado comportan modos de explotación de los países dependientes, por el abismo de las diferencias en los índices de productividad entre países imperialistas y dependientes. También hay explotación extrema por inversiones directas abusivas que contratan a trabajadores con salarios comprimidos. Esas inversiones son expoliadoras y extractivistas. Hay explotación del capital dinero, que gana montos ingentes por intereses, a cambio de nada. La hay por el uso del dólar. La explotación ha sido un sinfín sobre las espaldas de los trabajadores del sur global. Por si fuera poco, EU impone leyes extraterritoriales para resolver “sus problemas”; y por sí y ante sí aplica castigos ejemplares, incluida la guerra.
El BRICS plus está convirtiendo en contraproducentes los desmanes imperialistas. Hay una luz nueva que seguirá creciendo, aunque México parece no verla.