Madrid. Más de 9 mil 500 civiles han muerto en Ucrania desde que Rusia lanzó la ofensiva militar, en febrero de 2022, según un balance actualizado de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que asume que la cifra real de víctimas es “considerablemente mayor” por la falta de acceso a algunas zonas y la imposibilidad de verificar todos los casos.
La oficina de la ONU para los Derechos Humanos tiene registrados 9 mil 511 civiles fallecidos, mientras el número de heridos es de 17 mil 206. La mayoría de las víctimas son de zonas controladas por el gobierno ucranio, pues Rusia no colabora con este tipo de pesquisas.
Sólo en agosto, la organización ha confirmado 108 civiles fallecidos, entre ellos cinco niños, y 477 heridos, según el informe publicado ayer.
La ONU ha acusado a Moscú de crímenes de guerra y lesa humanidad en Ucrania, y el Tribunal Penal Internacional ha emitido órdenes de arresto por la supuesta deportación de menores, con el objetivo de detener, entre otros, al presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Por otra parte, autoridades de la región de Donietsk, en el este de Ucrania, denunciaron ayer un ataque ruso con presuntas bombas de racimo en la ciudad de Toretsk, que se saldó con la muerte de una mujer de 39 años y al menos tres heridos.
“También resultaron dañados edificios residenciales, por lo que se ha ordenado una investigación preliminar en un proceso penal por violación de las leyes y costumbres de la guerra”, publicó la fiscalía regional de Donietsk en Telegram.
La Casa Blanca indicó ayer que está cada vez más segura de que el jefe del grupo de mercenarios Wagner, Yevgeny Prigozhin, murió en un accidente aéreo.
Putin envió sus condolencias a la familia de Prigozhin el pasado jueves, un día después de que el avión del líder mercenario se estrelló, a dos meses de liderar un motín contra el ejército ruso.
Polonia y los países bálticos exigieron ayer a Bielorrusia que expulse a miembros del grupo Wagner que están en su territorio, anunció el ministro polaco del Interior, Mariusz Kaminski. Los hombres de Prigozhin se refugiaron en Bielorrusia tras el motín contra Moscú a finales de junio.
