Madrid. La idea del “fracaso” del gobierno de la Unidad Popular (UP), defendida entre otros por el actual presidente de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, se ha convertido a ojos del sociólogo Marcos Roitman Rosenmann en una “mentira institucionalizada”, con la que se pretende “borrar” de la historia los grandes hitos del gobierno de Salvador Allende, como son “la justicia social, la concertación, el diálogo, la ciudadanía democrática y los principios éticos”.
“No se da un golpe de Estado a un gobierno que está fracasando”, sostiene.
En entrevista con La Jornada, este intelectual, nacido en Santiago de Chile, en 1955, y autor de numerosos libros sobre el devenir político e histórico de América Latina, reflexionó sobre el Chile de hoy, a casi 50 años de la asonada militar que provocó la caída del gobierno legítimo de Salvador Allende y la instauración del régimen de terror de Augusto Pinochet.
Su libro más reciente se titula Por qué no fracasó el gobierno de Salvador Allende, editado en España por Sequitur.
Precisamente para presentar esta publicación, Roitmann participará el próximo 1° de septiembre en una conversación en la librería del Fondo de Cultura Económica de Santiago de Chile, que lleva el nombre del escritor Gonzalo Rojas, en la que también participará Juan C. Cárdenas Castro.
¿Cómo recuerda aquellos días del golpe de Estado a Salvador Allende, hace ya 50 años?
“El 10 de septiembre yo me quedé en la Universidad Técnica del Estado, actualmente Universidad de Santiago de Chile. Al día siguiente, el 11 de septiembre, estaba previsto que el presidente Allende acudiera para inaugurar una exposición de pintura antifascista junto con el entonces rector Enrique Kirberg y Víctor Jara. Alrededor de las 8:30 de la mañana supimos del golpe de Estado, se cerró la universidad y nosotros nos quedamos adentro defendiendo el gobierno pensando que era una asonada más. Pero alrededor de las 12 de la mañana, la desilusión ya fue máxima al saber del bombardeo a La Moneda, que supuso una ruptura personal; fue la primera vez en mi vida que entendí lo que era el fascismo. Empecé a comprender que el horizonte y la utopía que nosotros vislumbramos de un Chile mejor y de una América Latina más justa no podría ser.”
Cuando conoce la muerte de Allende, ¿qué pasa por su cabeza?
“Había mucha confusión, nosotros estábamos aislados en la universidad, no había radio y estábamos sufriendo el ataque de las fuerzas armadas. Había mucho miedo y mucho desconcierto. Por lo tanto fue un momento de incertidumbre, pero cuando supimos que el presidente Allende había muerto primero nos invadió la incredulidad. Durante toda esa noche recibimos ataques constantes de carabineros y al día siguiente nos dijeron que teníamos que entregar las instalaciones amenazándonos con dos tanques que estaban apuntando a la Casa Central de la Universidad. En ese momento detuvieron al rector y a Víctor Jara y a todos nosotros nos consideraron como terroristas.”
Empieza entonces la represión sin cuartel…
“Así es. Al día siguiente del golpe nos detuvieron a todos en la universidad, nos pusieron a todos boca abajo, empiezan los interrogatorios en el estadio de Santiago. A muchos compañeros nunca más los volvimos a ver y otros muchos sufrieron una represión brutal, así que todo eso hizo que a muchos nos cambiaran las perspectivas de vida. Además cerró la universidad y Chile ya no era más el país con el que soñaba, además de que tenía la amenaza latente de que me iban a matar. Así que decidí irme del país ante la ausencia de futuro y porque además empecé a sufrir en carne propia el odio anticomunista que se desató; con supuestos amigos que me dieron la espalda o que me escupían por la calle. Me fui a España y decidí cambiar mi carrera de física e ingeniería para convertirme en sociólogo, con lo que hubo un cambio radical en mi vida.”
¿Qué le lleva a escribir un libro que responda a la pregunta de por qué no fracasó el gobierno de Salvador Allende?
“Tiene que ver con una perspectiva y una visión que se ha generalizado a partir del golpe de Estado y hasta el día de hoy, que sostiene que el gobierno de la Unidad Popular fracasó porque era un proyecto totalitario y no formaba parte de la identidad chilena, así que sus detractores dicen que fue derrotado por su sectarismo, dogmatismo y falta de apego a las convicciones e ideales democráticos. En estos 50 años esa idea se ha hecho común y se niega la idea más elemental de que el golpe de Estado en Chile se llevó a cabo precisamente porque el gobierno de la UP estaba triunfando. Que ese gobierno había sido capaz de hacer una reforma agraria, nacionalizar las riquezas básicas, dar vivienda popular, establecer un sistema educativo más justo, un sistema de salud más amplio, incrementos al salario básico, etcétera. Hay que recordar, hoy más que nunca, que un golpe de Estado no se da cuando se está fracasando, sino cuando el pueblo chileno estaba apoyando más que nunca a su gobierno.”
“Además, era un gobierno integrador, que sumó a sectores muy diversos de la sociedad chilena, pero por alguna razón esa idea se ha evaporado del imaginario colectivo del país…
“Así es. Fue un gobierno que a pesar de todos los ataques para desestabilizarlo, en 1973 obtuvo 44 por ciento de los votos del pueblo chileno para las elecciones de diputados. Eso no lo ha obtenido ningún gobierno chileno en la historia. Es el proceso de mayor consenso que se puede dar en un proceso democrático. Cuando fue al contrario, el gobierno de la UP estuvo en continuo diálogo y consenso con el resto de los sectores del país para evitar, justamente, una ruptura constitucional. Los que decidieron romper el diálogo fueron la derecha y la democracia cristiana, entre otros motivos porque se veían derrotados en lo político. Y cuando la derecha se ve derrotada políticamente lo que hace es dar un golpe de Estado o subvertir la democracia.”
Llama la atención a 50 años del golpe de Estado, que una parte de la izquierda chilena tenga asumido ese supuesto “fracaso” de la Unidad Popular…
“Lo que pasa es que sociólogos, economistas e historiadores de lo que podríamos llamar la institucionalidad política lo ha asumido. Yo diría que una parte minoritaria de la izquierda chilena, pero importante desde el punto de vista de la dignidad, sigue manteniendo que el gobierno de la UP no fracasó, pero el problema es que esa izquierda que tenía un proyecto político de transformación del capitalismo al socialismo ya no existe más en Chile. Si uno habla del gobierno de Gabriel Boric nos estamos refiriendo a la articulación de un proyecto de capitalismo con rostro humano.
“Por eso el libro pretende hablarle a la gente joven, para desmontar esa mentira que se ha instalado en Chile de que el gobierno de la UP fracasó. Porque ese es el principio para establecer que el Chile de hoy es nuevo y reconocido internacionalmente, que es más próspero y de progreso.
“Es como si pretendieran eliminar la violación de los derechos humanos, las torturas, la pobreza, la desigualdad, el exilio y sólo así les queda esa idea del Chile prometedor de la economía de mercado. Para eso tienen que reivindicar la falsa idea de fracaso del gobierno de la Unidad Popular. Si se eliminan todos los valores de ciudadanía democrática, de principios éticos, de participación, de mediación, de negociación, de justicia social, de los valores de la dignidad humana, después de todo eso lo único que queda es la economía de mercado, que es sinónimo de egoísmo, competitividad y meritocracia. Y para decir que mienten tanto Boric como el resto que mantienen esa idea de fracaso de la UP fue lo que me llevó a escribir el libro, para decir que están mintiendo y han asumido la misma mentira de la derecha sobre nuestra historia”.