San Cristóbal de Las Casas, Chis., Alrededor de mil jóvenes de la diócesis local participaron ayer en una peregrinación para manifestarse en contra de la violencia que prevalece en diferentes zonas de la entidad, el país y el mundo.
A la entrada de la catedral los recibió el obispo Rodrigo Aguilar Martínez, quien expresó que “ante la violencia, el mensaje de los jóvenes es la valoración de la vida, de la verdad, de la paz y de caminar unidos”.
Los jóvenes, hombres y mujeres de diferentes parroquias, realizaron la peregrinación para concluir los trabajos de la primera jornada diocesana de la juventud que se realizó en esta ciudad del 25 al 27 de agosto.
Los católicos, quienes pidieron por la paz en México, Chiapas y San Cristóbal de las Casas, caminaron del poniente al centro de la ciudad con imágenes religiosas y banderas; concluyeron la movilización con una misa oficiada por Aguilar Martínez en la catedral.
Al finalizar la celebración eucarística, el obispo sostuvo: “Hay mucha juventud entusiasta y comprometida; gracias a Dios, a pesar de tanta inseguridad y violencia también hay signos de vida nueva”.
En entrevista, el prelado comentó: “Los riesgos para los jóvenes son el afán de prepotencia, del negocio fácil y las ganancias chuecas, pero los que se reunieron del 25 al 27 están convencidos de que otra debe ser la perspectiva: una vida íntegra, de verdad, justicia y paz y de comprometerse unidos a dar testimonio de Cristo Jesús, que renueva la vida personal y social”.
Afirmó que existe “un afán de persistencia de quién dirige, quién manda la sociedad. Los jóvenes están diciendo a la sociedad que Cristo es su guía, que quieren aprender de María, de los santos”.
Dijo que “muchos jóvenes, varones y mujeres, están saliendo de sus comunidades buscando un trabajo en otros estados e incluso fuera del país, pero los que participaron en la peregrinación no quieren emigrar, sino dar fruto en los lugares en los que viven, trabajan o estudian”.
Rodrigo Aguilar consideró que los casos de reclutamiento de jóvenes por grupos de la delincuencia “son tristes, pero no perdemos la esperanza de que Cristo y sus valores son los que nos dan sentido para seguir caminando”.
Llamó a los ciudadanos, principalmente a los jóvenes, a que “recapaciten que en la propia vida Dios está intentando sembrar trigo, pero también el maligno está sembrando la cizaña que provoca división y odio, mientras el trigo provoca paz, vida nueva y unidad”.