En la lucha sindical, tenemos claro el objetivo principal de que, además de ser el vital, es el que marca la diferencia entre la justicia y la injusticia de la jornada laboral neoliberal. El salario, o sueldo por jornada, tiene que ser una prioridad, incluso para los dueños de las empresas. Los ferrocarrileros y militantes sindicales de otros gremios lo han tenido como la meta esencial.
Entre los líderes corruptos y los presidentes ineptos, cualquier empresa nacional tenía que ir a la debacle. Revisando la historia del sindicalismo, nos damos cuenta de cómo las autoridades de ese gremio y los gobernantes en mancuerna han desperdiciado millonarios proyectos por la ambición personal.
Sólo como ejemplo, el sexenio de Miguel Alemán ha sido uno de los más saqueadores, no por nada su estatua fue dinamitada por estudiantes de la UNAM, quienes consideraron que era una falta a la ética y a la razón académica el hecho de erigir un monumento en el campus universitario.
Cobijado por el gobierno alemanista, Alfonso Ochoa Partida condujo al sindicato ferrocarrilero a partir de 1948. A este ganadero e impulsor de la charrería se le atribuye el mote de líder charro para señalar a los dirigentes sindicales corruptos.
Con Ochoa comenzó la “dirigencia perpetua” sindical en la historia laboral mexicana. La democracia pasó al olvido en todos los gremios y, además, fue el sello del dominio de los gobiernos siguientes. En el presente sexenio se retomó la lucha por la independencia y solvencia democrática en los sindicatos.
La recuperación del sistema de transporte ferroviario actual es una oportunidad para lograr esa democratización sindical, no sólo entre los ferrocarrileros, sino en todos los ámbitos laborales.
Llegó el fin de las cúpulas de poder que han sometido y denigrado a la base trabajadora. No hay mal que dure 100 años ni sindicato que los aguante.
Una muestra de lo anterior son las múltiples denuncias que se han hecho a empresarios como Germán Larrea Mota Velasco, dueño de Grupo México, quien se ha apropiado de un kilometraje importante dentro de Ferrocarriles Nacionales de México.
Ha quedado al descubierto la profunda antidemocracia al servicio de millonarios sin control, como el antes mencionado. No basta con nombrarlos, es imprescindible denunciarlos. De otra forma, nos convertimos en sindicalistas paleros.
Consideramos que no es un caso de autoritarismo que el presente gobierno se haya hecho cargo, temporalmente, de un tramo que administra la empresa Ferrosur, de la que Larrea es el principal accionista. Es un tramo importante para el proyecto del Tren Transístmico. No se está buscando beneficiar a ninguna empresa privada nacional ni extranjera, se busca el beneficio económico de la zona.
Consideramos que, si se hubieran expropiado los 120 kilómetros que tiene la línea de tren concesionada a dicha firma, el gobierno estaría en lo correcto, ya que el crecimiento económico fundamentaría dicha acción.
Como de costumbre, intentando sacar el máximo provecho, Larrea intentó presionar al presidente Andrés Manuel López Obrador, pero, ante la ausencia de alternativas negadas por el empresario, la Secretaría de Marina ha tomado el control del funcionamiento de esa línea de tren, la cual sigue funcionando con normalidad.
Las especulaciones no han dejado de llenar las páginas de periódicos en contra del proyecto Transístmico ni han dejado de ocupar horas en los espacios televisivos y radiofónicos. Pero no dejan de ser seudoanálisis de economistas –que no lo son–, pero que actúan como tales por órdenes de sus directores.
Siguiendo los comentarios de Enrique Galván Ochoa –compañero periodista de este mismo diario– en la red social X, creemos que es clara la afirmación de que “Ernesto Zedillo privatizó el sistema ferroviario mexicano, 22 mil kilómetros de vías y le aplauden. @lopezobrador ocupa de manera temporal 120 kilómetros de vías para un proyecto trascendental para el país, como es el Corredor del Istmo de Tehuantepec, y repudian la acción. Les disgusta beneficiar a México y no a los suyos”.
De acuerdo con la manera en que se han desarrollado las operaciones para beneficiarnos con el Tren Transístmico, podemos reafirmar que los trenes vuelven.
Twitter: @AntonioGershens