Bajo la gran cúpula del Antiguo Palacio de Lecumberri, sede del Archivo General de la Nación (AGN), el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró: “también estamos cumpliendo con el compromiso de abrir, como aquí se dijo, los archivos secretos de la antigua Dirección Federal de Seguridad (DFS) y del entonces Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen)”.
Los archivos, expuso, “están relacionados con espionaje político, guerra sucia, desaparecidos y la participación de diversas entidades del gobierno federal en actos de violación de derechos humanos y contra la paz y la seguridad pública”
La ceremonia por el bicentenario del AGN –que hoy se erige sobre una enorme mole estilo panóptico (edificada de modo que toda su parte interior puede verse desde un solo punto), que por décadas fue una terrible cárcel donde se internó lo mismo a peligrosos delincuentes como a revolucionarios, presos políticos, estudiantes, intelectuales y guerrilleros– fue el contexto desde donde el mandatario respondió con esas palabras las denuncias hechas la semana pasada por expertos del de la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las violaciones graves a los derechos humanos cometidas de 1965 a 1990, en el sentido de que a 22 meses de su mandato no han tenido acceso a todos los documentos del ex Cisen.
Desde la antigua penitenciaría de la Ciudad de México, el Presidente destacó la relevancia de los archivos y cómo preservan la memoria de una nación; aseguró que el AGN “ha recibido más fondos que nunca”.
Se inauguró el 23 de agosto de 1823, tras la caída del imperio de Iturbide, con el nombre de Archivo General y Público de la Nación. Era tal su importancia que durante el peregrinar del presidente Benito Juárez, en los tiempos de la intervención francesa, llevó consigo en carretas los documentos esenciales del país considerados en este archivo.
Hoy instalado en el conocido como Palacio Negro, el AGN actualmente resguarda y conserva materiales con información de casi cinco siglos de historia nacional, como el Acta de Independencia, los Sentimientos de la Nación, las constituciones de 1824, 1857 y 1917, fotogafías y videos, mapas, documentos clasificados durante la guerra sucia, microfilmes e ilustraciones, entre otros.
Todo ello integra el acervo histórico más importante de América Latina, con 54 kilómetros lineales de documentación, comentó por su parte el director del AGN, Carlos Ruiz Abreu.
La actual sede del AGN fue conocida como Infierno en la Tierra; se inauguró como cárcel en 1900, durante el porfiriato, y ahí estuvieron presos personajes como Pancho Villa, David Alfaro Siqueiros, Ramón Mercader –el asesino de León Trotsky–, Heberto Castillo, José Revueltas, integrantes del movimiento estudiantil de 1968, efectivos de organizaciones guerrilleras y muchos más, incluido el cantante Juan Gabriel.
Entre sus muros fueron asesinados Francisco I. Madero y José María Pino Suárez. En 1976 cerró como cárcel y el 23 de agosto de 1982 se abrió para recibir el AGN.
Sobre los documentos de inteligencia, Ruiz dijo: “asumimos el reto de gestionar y describir sin la intervención de ninguna persona ajena al archivo los 12 mil millones de fojas, así como los 4 millones de fichas”.