En 2024, México estará a la mitad del camino para reducir el uso mayoritario de crudo, pero en la transición energética aún persisten desigualdades, por lo que es necesario contar con un modelo sustentable de energía, indicaron expertos.
Omar Masera, catedrático de la UNAM, comentó al participar en el foro “Nuestro futuro, nuestra energía”, que el país necesita remplazar a más tardar en 30 años las fuentes de energía, ya que 80 por ciento de los combustibles que se utiliza en la actualidad son fósiles.
Explicó que dejar de usar el crudo como principal energético también tendrá impactos en la agroindustria, pues muchos de los fertilizantes utilizan químicos derivados del petróleo, mientras la industria del plástico verá muchas más restricciones.
Martín Esparza Flores, secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) comentó que los gobiernos neoliberales tomaron decisiones sin tomar en cuenta a la sociedad.
Consideró que con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, ahora T-MEC), se impusieron políticas públicas y se abandonó el Plan Nacional de Desarrollo que surgió con la nacionalización de la industria eléctrica.
Por otra parte, señaló que el calentamiento global es una realidad, la cual se traduce en inundaciones, olas de calor e incendios, como los que ocurren ahora en Canadá y Estados Unidos, y aseguró que todo ello es producto de la forma en cómo se ha conducido el desarrollo del sector energético a nivel global.
José Humberto Montes de Oca, secretario del exterior del SME, apuntó que la crisis energética que vive el mundo se deriva del agotamiento progresivo de los combustibles fósiles.
“En los últimos 30 años con el auge del neoliberalismo y la globalización de la economía, se impuso un modelo energético basado en la privatización de las empresas públicas, la liberación del mercado energético y la apertura indiscriminada a la inversión extranjera en el sector, convirtiendo al servicio público de electricidad en una mercancía y este modelo privatizador está basado en el saqueo de los recursos naturales de los países”, resaltó.
Esta estrategia neocolonial detonó la construcción de megaproyectos de energía y minería extractivista, lo que trajo como consecuencia el deterioro del medio ambiente.
Explicó que no se busca regresar al pasado, sino contar con un sistema eléctrico sustentable para sustituir “al modelo energético, privatizador, contaminante y mercantilista que nos impuso el neoliberalismo, es decir, el capitalismo salvaje”.