No en los libros de texto gratuitos para los estudiantes, pero sí en Un libro sin recetas, para maestros, está incluido un poema de Martin Niemöller. Él fue pastor luterano, opositor al régimen nazi, junto con un puñado de brillantes teólogos.
El poema “Primero vinieron”, un llamado de alerta contra todo totalitarismo, fue incluido en los materiales de apoyo para los docentes, a decir de Leticia Ramírez Amaya, secretaria de Educación Pública, “para dar un contexto” y generar pensamiento reflexivo. Quién sabe si quienes prepararon los materiales eligieron el poema o influyó en ellos que es una pieza literaria que ha citado el Presidente de la República. Lo hizo el 3 de octubre de 2020, cuando refutó a uno de sus más denodados críticos, Francisco Martín Moreno, quien, iracundo, en un programa radiofónico, sentenció: “Si se pudiera regresar a la época de la Inquisición, yo colgaba a cada uno, no colgaba, quemaba vivo a cada uno de los morenistas en el Zócalo capitalino”. Después presentó disculpas, “por la metáfora literaria impropia de las redes”, pero el llamado incendiario quedó en el ciberespacio.
Andrés Manuel López Obrador, a los tres días del comentario flamígero de Martín Moreno, recordó que la animadversión del autor contra él tenía larga data. Luego ejemplificó las posiciones del escritor adversas al proyecto que el Presidente llama Cuarta Transformación. Finalmente, advirtió sobre la indiferencia y callar cuando el poder atenta contra otros que son distintos a nosotros, y citó el poema de Niemöller: “Cuando los nazis buscaron a los comunistas me callé porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas me callé porque yo no era socialdemócrata. Cuando buscaron a los católicos no protesté porque yo no era católico. Cuando me buscaron a mí ya no había nadie que pudiera protestar”.
El escrito de Martin Niemöller tiene varias versiones, debido a que, en distintas ocasiones, en discursos públicos, mencionaba diversos colectivos perseguidos por el nazismo, pero siempre manteniendo la frase “primero vinieron por”. En algunas ocasiones mencionó a testigos de Jehová y personas con discapacidad mental y física (https://acortar.link/CtN5jn). La versión del poema que, tal vez, más ha sido difundida es la grabada en inglés, traducida del alemán, que se encuentra en el Memorial del Holocausto, en Boston, que reproduzco en español a continuación: “Primero los nazis vinieron por los comunistas, y no dije nada porque no era comunista / Después vinieron por los judíos, y no dije nada porque no era judío / Después vinieron por los sindicalistas, y no dije nada porque no era sindicalista / Después vinieron por los católicos, y no dije nada porque yo era protestante / Entonces vinieron por mí, y para entonces no había nadie que levantara la voz”.
Muy al inicio del régimen de Hitler, Niemöller simpatizó con él. Pronto rectificó y se involucró en acciones opositoras al nazismo. Ante la pretensión del führer de controlar a las iglesias y del movimiento de los llamados cristianos alemanes, que hicieron suyo el antijudaísmo de Hitler, el pastor Martin Niemöller hizo causa común con Karl Barth y Dietrich Bonhoeffer para redactar la Confesión Teológica de Barmen (mayo de 1934). Los firmantes del documento fueron a contracorriente de Hitler y no doblaron la rodilla ante él.
Héctor Vall, en Iglesias e ideología nazi. El sínodo de Barmen, 1934 (Ediciones Sígueme, 1976), hace un recuento del contexto, antecedentes, participantes y contenido del Sínodo de Barmen. En el apéndice documental reproduce íntegramente la declaración. Frente al mesianismo de Hitler y sus partidarios, Karl Barth, Dietrich Bonhoeffer y Martin Niemöller tuvieron la entereza de contender por el Evangelio y no acomodarlo a los intereses ideológicos y políticos el nazismo.
Niemöller era vigilado por los nazis, lo que dificultaba su activismo. Lo encarcelaron en 1937. No fue ejecutado como el teólogo y pastor Dietrich Bonhoeffer, llevado a la horca el 9 de abril de 1945, cuatro semanas antes de la caída del régimen nazi. Niemöller permaneció en distintos campos de concentración en Alemania hasta que lo trasladaron al Tirol, en Austria, de donde lo liberaron las fuerzas aliadas.
Para Niemöller todo totalitarismo era falsamente mesiánico. En Barmen quedó claro: “Condenamos la falsa doctrina según la cual la iglesia tendría el poder de y el derecho, fuera de este servicio [normado en la Biblia], de darse o dejarse dar un caudillo especialmente provisto de poderes dictatoriales”. Para él, apoyar la dictadura de Hitler era una herejía contraria al Evangelio de justicia y paz. Hacía incesantes llamados para que el pueblo se opusiera a la divinización del führer y su creación de un nuevo orden mundial bajo el liderazgo de un mesías ario que buscaba exterminar a quienes consideraba impuros.