La muestra Eje neovolcánico: Aproximaciones artísticas al paisaje ígneo, que se presenta en el Museo de Arte Moderno (MAM) hasta el 18 de octubre, congrega una amplia diversidad de miradas y propuestas estéticas de artistas de distintas generaciones sobre la compleja relación que mantenemos con fenómenos naturales, como aquellos que producen los volcanes.
Mediante 160 obras se da cuenta de cómo esas estructuras geológicas han impactado la historia visual y la creación artística de México: desde la fascinación europea por el territorio conquistado, pasando por el discurso nacionalista que vio en los volcanes entidades esenciales de lo mexicano y la posterior interpretación y apropiación que del paisaje ígneo ha hecho el arte actual.
Son acercamientos en los que esos cuerpos han sido explorados tanto en su potencial simbólico como artístico, desde el siglo XIX hasta la actualidad, con lecturas y representaciones que van de la pintura y el grabado de corte naturalista hasta el surrealismo y medios contemporáneos (video y fotografía microscópica), así como láminas elaboradas mediante inteligencia artificial.
Daniel Garza Usabiaga, curador de la muestra junto con Paulina Ascencio Fuentes, destaca la amplia diversidad de creadores participantes y la variedad de miradas, lenguajes y técnicas que emplean. Considera que es una propuesta que permite apreciar una continuidad temática en el arte mexicano, además de obras que no se exhibían desde hace mucho tiempo, por ejemplo, La montaña, una pintura en gran formato de Jorge González Camarena que, por sus dimensiones, parece un mural transportable, y un par de paneles de corte didáctico sobre el Paricutín, del Dr. Atl, que plasman el nacimiento y el crecimiento de ese volcán.
El recorrido de la exposición consta de cuatro núcleos. El primero, La naturaleza del volcán y su representación, contrasta las imágenes de carácter científico con otras narrativas más idealizadas para visibilizar los tratamientos del fenómeno ígneo.
El segundo, El Paricutín, un volcán moderno, reflexiona acerca del nacimiento de este coloso michoacano y la forma en que se ha construido un imaginario y una estética alrededor suyo.
El siguiente, El pedregal, arcaico-moderno, está enfocado en cómo, a partir del crecimiento de la Ciudad de México, se volvió necesaria la recuperación y urbanización de terrenos pétreos, como el de la lava solidificada del sur capitalino.
Para finalizar, Paisaje social y cultura popular, revisa la manera en que el fenómeno del Paricutín puede pasar del asombro y el desastre público a ser un elemento mediático consignado en películas, memorabilia e incluso plataformas virtuales.
Eje neovolcánico reúne obras históricas y de artistas consagrados, además de piezas de creadores contemporáneos.