El lunes 8 de enero de 2007, Margarita Gómez Santis se quedó sin trabajo en la maquiladora Trans Textil Internacional (que luego cambió de razón social: Spintex SA de CV), propiedad de Kamel Nacif. Madre de tres hijos, llevaba cuatro años trabajando en San Cristóbal de Las Casas con un sueldo de 2 mil pesos y turnos de 10 horas diarias.
Además de Margarita, unas 300 personas, la mayoría mujeres indígenas, perdieron súbitamente el empleo y les dieron liquidaciones que fluctuaron entre 2 mil y 4 mil pesos (nota de Ángeles Mariscal en La Jornada: https://goo.su/COKpozQ).
La llegada a San Cristóbal de Las Casas de esa maquiladora de Nacif, luego condenado por pederastia, se debió a gestiones del entonces presidente, Vicente Fox Quesada, y su esposa Marta Sahagún. Fox llamó al entonces gobernador de Chiapas, Pablo Salazar Mendiguchía, para gestionar los apoyos que recibiría el empresario textilero: una nave industrial sin costo, entregada a título de comodato; infraestructura pública para la operación de la planta y “becas” gubernamentales que cubrirían los sueldos del primer semestre de las empleadas.
En total, unos 20 millones de pesos de apoyo de los tres niveles de gobierno para Nacif, quien había prometido crear mil 500 empleos y cerró su paso por San Cristóbal de Las Casas con 300 trabajadoras despedidas y violando leyes y acuerdos.
Esta historia fue reavivada por Xóchitl Gálvez, aspirante a candidata presidencial en 2024, durante un foro discursivo del Frente Amplio por México: “Recuerdo cuando trabajaba con Vicente Fox: quisieron instalar maquiladoras en San Cristóbal de Las Casas y les dije ‘va a ser un fracaso, nadie va a ir a trabajar ocho horas seguidas, porque no es su cultura’”.
Miguel Pickard, del Centro de Investigaciones Económicas y Políticas de Acción Comunitaria AC, publicó, a un año de inaugurada por Vicente Fox la mencionada maquiladora: “Los trabajadores de esta maquiladora textil son en 60 por ciento mujeres, 40 por ciento indígenas, y la edad promedio es de 22 años. La mayoría de las mujeres tiene niños a su cargo. Los empleados reciben el salario mínimo, actualmente 40.30 pesos (US$ 3.84) por día correspondiente a la zona C, en la que menos se gana en el país. Oficialmente se trabajan 45 horas a la semana, repartidas en cinco días, más dos domingos al mes, ‘días de empacamiento’ (...) Cuando incumplen su cuota mínima de prendas tienen que quedarse trabajando hasta completarla, sin pago adicional”.
Primero, fabricaban suéteres en la planta chiapaneca (que se abrió para trasladar la maquinaria de una planta en Guerrero que se había declarado en huelga por violaciones laborales), luego se dedicaron a coser “las partes para armar la playera completa, a razón de 200 mil playeras por mes, meta que supuestamente crecería a un millón al cabo de tres años. Las playeras van en 95 por ciento al mercado estadunidense y son vendidas por los grandes almacenes minoristas como Sears, Target, Wal Mart, JC Penny (...) con marcas como Tommy Hilfiger”.
Pickard: “Resulta indispensable hacer el cálculo siguiente: cada módulo de 16 personas tiene que sacar mil 500 playeras al día, es decir, casi 94 playeras por trabajadora; significa que una trabajadora con su salario mínimo, gana 43 centavos de peso (4 centavos de dólar) por cada playera producida en Trans-Textil; una playera ‘Tommy Hilfiger’ no se vende por menos de US$ 20 en Estados Unidos, es decir, 500 veces más de lo que se le pagó a la trabajadora por ella”.
Como puede verse, Xóchitl Gálvez ha mostrado ignorancia de la realidad chiapaneca, al estilo de otro clasista y discriminador, Gabriel Quadri. Ella, como coordinadora de asuntos indígenas, se prestó a las maniobras de protección de Fox a Nacif y no hizo nada ante el abuso cometido por éste contra centenares de mujeres indígenas (explotación, salarios de hambre, liquidaciones exiguas e ilegales). ¡Hasta mañana!
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