En La Máquina, la frustración tiene un lugar cada vez más importante. Sus partidos reflejan un melodrama donde sus hinchas, cuyos atribulados espíritus pasan de la esperanza a la tristeza, se dan de bruces ante rivales de menor perfil en el estadio Azteca. Aunque el problema tiene largas raíces, consiguió ayer que las tensiones volcaran a un lugar todavía más profundo con el empate 2-2 frente a Santos en la cuarta fecha de la Liga Mx.
Ante la sospecha de un futuro incierto, camuflado por escándalos relacionados con la contratación de jugadores, los miles que habitualmente colmaban las gradas de la casa celeste ayer la abandonaron, reclamo que sintoniza con la manera de jugar de su equipo, con contadas señales dignas de mención tras la salida del técnico Ricardo Ferretti.
Aunque Cruz Azul tiene en su plantel a jugadores de selección nacional, la idea no aparece. Apenas a los dos minutos, en un grave error del colombiano Kevin Castaño –considerado uno de los mejores talentos en su país–, el argentino Juan Brunetta recuperó la pelota en el área de los locales y dejó solo a Harold Preciado para marcar el 1-0. El partido ya desde entonces invitaba a sufrir a los pocos aficionados celestes.
Mientras Santos mostraba hidalguía, en el rival las pocas certezas generaban mucha incertidumbre. Muy poco pudo cambiar el técnico Joaquín Moreno ante una losa que carga la mayoría de sus hombres. Lo más llamativo fue el caso de Diber Cambindo, quien, de ser de los más silbados desde su mención en el sonido local, logró quebrar su sequía de goles gracias a un pase de Uriel Antuna (10).
Aún en deuda con quienes pagaron su boleto en las taquillas, el equipo volcó sus mejores recursos en ofensiva para dar vuelta al marcador. Tras una falta de Mateus Dória dentro del área, Antuna volvió a dar un par de saltitos y venció a Gibran Lajud desde el manchón penal, pese a las críticas que lo rodeaban desde la pasada Leagues Cup (45+1).
La noche entonces se antojaba distinta, pero no pudo ser completa porque Preciado, en una controvertida falta a unos pasos del arquero Andrés Gudiño, hizo el empate en la parte complementaria (64) para alargar la agonía de una Máquina que no sabe de triunfos. Incluso en el final, el argentino Rodolfo Rotondi tuvo una ocasión inmejorable para cambiar la historia y, sin embargo, la pelota terminó engrandeciendo el lance de Lajud, con todo y la portería abierta.
A pesar del empate, el timonel de La Máquina, Joaquín Moreno, resaltó la confianza que recuperaron sus jugadores luego de tres derrotas consecutivas. “En el vestidor nos queda la sensación de que pudimos haber ganado el partido. Vamos de gane. El resultado da confianza para seguir creciendo en cuanto a la manera que pretendemos jugar. Cometimos errores, pero el resultado no nos va a generar ninguna obsesión”, dijo.