A medio siglo del golpe militar contra el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, y de su asesinato, que se cumplirá el 11 de septiembre, “las heridas del pueblo chileno siguen abiertas”, sostiene Beatriz Torres Abelaira, fundadora y responsable general del Centro Académico de la Memoria de Nuestra América (Camena), de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).
“Si no, no entenderíamos toda la historia del pueblo chileno en su resistencia en estos 50 años, y no comprenderíamos el estallido de 2018; no entenderíamos nunca que gracias a ese corolario final se establece la Constituyente para hacer una Constitución que era tan buena que no sólo la derecha la boicoteó, sino diversas fuerzas políticas; para no nombrar, el que quiera ponerse el saco, que se lo ponga, fue boicoteada desde adentro. Y hoy día están esos señores designados y no vamos a tener Constitución alguna; será el remedo de lo que tenemos.”
Sostiene que “es tiempo de decir las cosas como son”, y por ello se niega a hablar de democracia en aquel país. En su lugar, destaca el papel de la resistencia, que durante 17 años logró agrietar y, finalmente, fracturar la dictadura.
Señala a título personal que no puede ser partícipe de la simulación, y cuestiona el gobierno de transición de Patricio Aylwin, electo tras el plebiscito de 1988 para determinar la continuidad de la dictadura, ya que se trataba de “un declarado golpista. Lo mismo sucedió con Eduardo Frei Ruiz-Tagle. En estos dos periodos presidenciales, Augusto Pinochet permaneció como comandante en jefe del ejército.
Una de las 120 expulsadas
La investigadora, quien figuró entre las 120 mujeres chilenas impedidas para entrar en su país durante los 17 años de dictadura militar y vivió exiliada en Cuba, hace tales reflexiones a propósito de la publicación en México del libro Cien voces rompen el silencio: Testimonios de ex presas y ex presos políticos de la dictadura militar en Chile (1973-1990) (UACM-FCE), de cuya recopilación se encargó la militante, ex presa política y activista chilena Wally Kunstmann.
Beatriz Torres, como responsable del Camena, escribió la presentación de dicho libro testimonial, en el cual destaca a ese coro de voces como parte de la profunda resistencia chilena que, a su decir, ha logrado sostenerse en el transcurso de este medio siglo.
“Es una resistencia que se presenta a partir del golpe militar y se encuentra a lo largo y ancho de Chile, porque la participación del núcleo fundamental que llevó a Allende al gobierno de la Unidad Popular sigue trabajando hasta hoy. Por supuesto, hay otras generaciones que se han ido sumando. Así que la resistencia ha sido tremenda.”
Los “dignos indignados”
De acuerdo con la especialista, la historia no se limitó al 11 de septiembre de 1973, sino que “hay una historia que culmina ese día para imponerse a sangre y fuego, y de ahí sigue hasta hoy, de una manera u otra. Es muy fuerte, porque si nos remontamos a 2018, en Chile ocurrió el estallido de los indignados, que ha sido una de las rebeliones más grandes en el país en los 50 años pasados, debido a que abarcó de norte a sur, de cordillera a mar. Otra cosa es que no se difunda y esa información se cerque de muchas maneras”.
Afirma que los indignados, a los que llama “dignos indignados”, recuperaron los valores de la Unidad Popular, esa coalición de partidos y organizaciones políticas que en 1970 llevó a Salvador Allende a la presidencia chilena, y cuyo programa, sostiene, es vigente y urgente hoy.
“Con él hizo campaña Allende hace más 50 años: La vía chilena al socialismo. Programa básico del gobierno de la Unidad Popular, y si hoy lo llevamos a las poblaciones y lo planteamos en las universidades sigue siendo muy vigente. Sus alcances son a largo plazo y es urgente frente al actual panorama latinoamericano. Estamos cercados por todas partes, basta ver lo que ocurre en Ecuador, lo que se está definiendo en Guatemala, lo que ya pasó en Perú y Argentina, la derecha en Uruguay. Si hacemos un mapa, lo que vemos es preocupante.”
Beatriz Torres pondera que personas sigan exponiendo sus vidas para que en Chile “no quede huella de ese sistema económico, depredador y absolutamente inhumano (el neoliberalismo), que no da tregua al desarrollo de la ciudadanía, de los seres humanos, del país.
“Es decir, todas las estructuras ahí están y se aplican. Hace unos años, Chile era el cuarto país más desigual de planeta, habría que ver qué lugar ocupa ahora, pero un hecho es que continúa entre las naciones más desiguales del mundo. Entonces, necesitamos cambios profundos. Se torpedean tarde, mañana y noche todas las iniciativas políticas que conduzcan a cambios importantes, como el cambio total de la Constitución, y ésta fue derrotada una vez más.”