Miles de fieles de la Iglesia católica de los municipios de Palenque y Comitán, en las regiones Norte y Meseta Comiteca-Tojolabal, realizaron la Peregrinación por la Paz, para exigir a las autoridades poner alto a la escalada de violencia que se vive en esas regiones, la cual, dijeron, ya rebasó al gobierno de Chiapas.
Demandaron a autoridades de los tres niveles frenar a los grupos del crimen organizado que cada vez se apoderan de más territorios en la entidad, provocando frecuentes hechos violentos.
En un pronunciamiento, la diócesis de San Cristóbal de las Casas denunció que las bandas delincuenciales han vuelto algo común el asesinato y desaparición de mujeres, defensores de derechos humanos, así como de familias enteras.
Repudió “el uso” de grupos paramilitares para amedrentar a poblaciones y despojarlas de sus tierras; las extorsiones y secuestro de migrantes, lo que, subrayó, ha convertido comunidades en campos de batalla. “El crimen organizado opera con total impunidad, a fin de controlar el territorio, explotar sus riquezas naturales y cobrar el derecho de piso y de paso, violenta los derechos humanos de los ciudadanos”.
Criticó también la proliferación de cantinas en las localidades, en las que “además de alcohol se venden drogas, así como de centros de prostitución”, aseguró.
Durante las protestas en las principales calles de Palenque y Comitán, los fieles, vestidos de blanco la mayoría, portando flores, imágenes religiosas y pancartas, oraron y cantaron para clamar por la paz y la justicia de los pueblos. Reprocharon que las autoridades pretendan negar la realidad de la inseguridad y la violencia en el territorio chiapaneco.
Los fieles demandaron a los gobiernos federal, estatal y municipales garantizar la seguridad en dichas poblaciones, además de controlar y regular los puntos de venta de alcohol y enervantes. También pidieron castigar a los agresores de niñas y mujeres; cesar las amenazas a defensores de derechos humanos, aprehender y castigar a los grupos paramilitares y respetar a los migrantes.
Exigieron liberar a las comunidades que están bajo el yugo del crimen organizado y recuperar los territorios. Los inconformes demandaron una política de transparencia y veracidad informativa, “que no pretenda ocultar los problemas”.
La Iglesia católica se pronunció por continuar trabajando por la paz y la reconciliación de las comunidades, y “orar para tocar los corazones de los delincuentes”.
El prelado Marcelo Pérez Pérez, coordinador de parroquias en San Cristóbal de las Casas, consideró que “Chiapas está viviendo un momento muy difícil en su historia por la presencia del crimen organizado”.
“Es un tema tan delicado que si no hay acciones para construir la paz nos veremos esclavizados y habrá muchos desplazamientos y más violencia”, alertó en entrevista.
Afirmó que entre las zonas afectadas por la operación de bandas criminales están Frontera Comalapa, La Concordia y Tuxtla Gutiérrez, capital del estado. “Chiapas es una bomba de tiempo, nos queda poco tiempo para hacer algo”, advirtió Pérez Pérez, párroco de la iglesia Virgen de Guadalupe.
En los últimos meses la entidad ha sido escenario de enfrentamientos a balazos entre bandas delictivas rivales o de éstas contra fuerzas de seguridad; bloqueo de carreteras con vehículos quemados.
Se han atacado bases de la policía estatal y secuestrado a elementos, como los 16 en junio pasado, que después fueron liberados con vida. Tales acontecimientos están asociados a la disputa territorial entre los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.