“Dice aquí que somos íconos del rocanrol”. Niklas Almqvist, guitarrista principal de la exportación punk sueca llamada The Hives está leyendo en voz alta una etiqueta promocional en la portada del vinilo del reciente disco de la banda, The Death of Randy Fitzsimmons. “Regresando con un álbum colosal…”, continúa. Su hermano menor, el líder y vocalista Pelle, revira y con un acento sueco igualmente rotundo, bromea: “deberías imprimir eso”.
Junto con The White Stripes y The Strokes, The Hives fueron abanderados del renacimiento del rock a principios de siglo. A lo largo de cinco álbumes, sus éxitos fueron muchos. Está conformada por cinco locos que visten de smoking o frac negro y blanco. Vienen de un pequeño pueblo industrial de Suecia, Fagersta y en 2005, explotaron en un foro mexicano, el Circo Volador, con una presentación llena de sonidos salvajes de garage, punk, punkabilly… rocanrol. La banda corroboraba aquella noche en México que deseaba “mantener el espíritu del rock”. “Somos los Hives, de Suecia”, gritaba en español el acelerado vocalista en el local de La Viga.
“No creemos que lo que desarrollamos sea retro. Hacemos música que tiene valores y sustraemos la buena esencia de ésta hecha desde los años cincuenta; la nuestra tiene elementos nuevos”, comentaba Howllin Pelle Almqvist, el irreverente vocalista de la banda a La Jornada en ese 2005.
Hoy día, el quinteto se sigue “divirtiendo”, ahora con reciente álbum, editado tras 11 años desde su Lex Hives, última producción publicada en 2012, por lo que el líder Pelle Almqvist y el guitarrista principal Niklas Almqvist hablaron con The Independent sobre su regreso.
Niklas, de 46 años, y Pelle, de 45, están animados. El diario inglés habló con ellos en el último piso de una tienda de discos en Londres debido a que lanzarán su sexto álbum. “Nos han encerrado en una cámara hiperbárica”, bromea Pelle a modo de explicación.
Pero para los seguidores, el nuevo álbum valió la espera. The Hives retoma esas guitarras Sledgehammer, las voces de papel de lija y los cánticos del patio de la escuela, tan predecibles como entretenidos. El sencillo Bogus Operandi tiene un riff que te pone los pelos de punta. Cuanto más cambian, más permanecen igual.
“The Hives es nuestra idea de lo que debería ser una banda y cómo debería funcionar”, señala Pelle. “No se trata de lo que sentimos como personas. Se trata de lo que estás haciendo”. Niklas opina: “creo que puedes ver a un terapeuta o puedes tomar 10 cervezas y gritar a todo pulmón en un espectáculo de rock. Somos la segunda cosa. No somos terapeutas”. Pelle asiente con la cabeza.
A medida que el dúo se acerca a los 50, la edad adulta es un concepto tan aburrido para ellos ahora como lo era hace 30 años. Musicalmente hablando, su plan es mantenerse joven para siempre. “Escuchas nuestro disco y éstas no son canciones de rock para adultos”. Algunas de las mejores melodías del nuevo álbum, como la autoparodia de The Bomb, eleva su despreocupación juvenil. No hay límite de edad para pasar un buen rato. Dicho esto, la banda espera inducir a su colmena a una nueva generación de fans. “Tenemos amigos en bandas de rock en las que ves aparecer al mismo grupo de personas, un poco menos emocionadas cada vez. Esta es la pesadilla”.
Por un lado The Hives encarna el sueño del rocanrol, y por otro siempre se ha resistido al cliché. Desde que emergió, se negó a jugar el juego de la celebridad. “Estábamos evitando la fama hasta un punto que a veces era ridículo”, menciona Pelle. “Queríamos que fuera un misterio”. Así que rechazaron invitaciones a fiestas y declinaron apariciones en televisión.
“Tampoco pudimos pensar en ninguna banda que nos gustara que fuera popular, así que pensamos, okey, banda popular significa mala. ¿Eso somos ahora?” Ver bandas que les gustaban tener un éxito similar les ayudó a tranquilizarse. Mirando hacia atrás, la pareja desearía haber aflojado un poco las riendas, tal vez a la altura de la imagen de estrella de rock un poco más. “Puede ser divertido. Pero no creas que significa nada o que tiene algo que ver con lo que eres como persona”, recomienda Pelle.
Famosos o no, The Hives ayudaron a que el punk rock volviera a estar de moda. “Pensamos que era un poco tonto y divertido. Nada enfada más a los punks que David Beckham vistiendo una camiseta de Crass (banda de punk inglesa anarquista)”, se ríe Pelle. “No creo que la intención fuera encabronar a los punks, pero fue un efecto secundario divertido. Todo sobre David Beckham es lo contrario de lo que es Crass. Creo que eso es entretenido”.
Dicen fans que cualquiera que los haya visto en vivo, es muy probable que te diga que fue la mejor actuación de su vida. Los comentarios en los videos de YouTube de sus conciertos dan fe de lo mismo. Pelle es el idéntico provocador retorcido y vibrador que era a los 19. En su bíceps hay un gran moretón azul de no más de una semana. “Estoy tan golpeado ahora como lo estaba entonces”, expone Pelle, divulgando que ellos mismos habían sido “grandes niños de mosh pit”.
“Fuimos mucho más conflictivos al principio. Estábamos de gira en Alemania y casi terminábamos peleados a puñetazos”, recuerda. A veces aman a una multitud hostil. “Si tocas para personas que te aman durante demasiado tiempo, se estanca un poco”, dice Niklas. “Hemos estado en algunos festivales de metal y la gente arroja tazas de orina y mierda. Pero usualmente, puedes difuminarlo bastante bien pareciendo imparable”, agrega Pelle.
¿Qué opinan de la tendencia reciente de la audiencia que arroja objetos a los artistas? “Tengo el instinto como miembro de la multitud, porque quieres sobresalir y provocar a la banda y has pagado para hacer eso, así que sí, puedes desafiarnos, y no nos importa”, apunta Pellé. “Si estás en un concierto y alguien arroja un maldito avión de papel al escenario y cancelan el espectáculo, me hace creer: ¿Es tan frágil? Simplemente no deberías ir de gira… Tanto Niklas como Pelle quisieran aclarar que esto no es una invitación a tirarles cosas.
The Death of Randy Fitzsimmons ya está disponible a través del sello Disques Hives de la banda.
Traducción Juan José Olivares