Los héroes y dioses griegos, así como otros seres imaginarios, son reinterpretados en los cuentos de Israel Rosey, quien presentó el libro de literatura fantástica El bosque de las sombras. Asterión, Penélope, Aquiles, Odiseo, Alejandro Magno, el Gólem y hasta Dios en su condición humana son algunos de los personajes míticos o históricos que se asoman a las nuevas versiones que propone el autor que juega en un estilo que recuerda a los antiguos escritos de la cultura helénica y, en una segunda sección, una escritura del periodo gótico de la literatura del siglo XVIII.
En el Centro Cultural Elena Garro lo acompañaron las periodistas Almudena Barragán y Paola Morales, así como Ameht Rivera, director de Ala Ediciones, sello independiente chiapaneco. Este último comentó que admira la capacidad creativa de atreverse a tocar estas historias. “Inteligencia, sensibilidad y creatividad formidable”, fueron los adjetivos que utilizó al describir al autor.
Abogado de profesión, Rosey es originario de Milpa Alta, donde también realizó una presentación de su libro en San Salvador Cuauhtenco, “es nuestra Ítaca, estamos enamorados de la tierra de nuestros abuelos”.
Rosey comentó que le gustaría hacer un segundo libro a partir de los relatos y dioses prehispánicos. “Tenemos que popularizar a los clásicos y la literatura; algo importante es dignificar el lugar donde vivimos”, consideró sobre las labores de llevar hasta lugares recónditos la literatura, porque también puede pacificar al país, como hace el resto del arte.
“Tenemos que aprender a convivir con la pluralidad y con lo que los griegos inventaron: el diálogo”, convocó el escritor y profesor universitario de derecho. Recordó que Aristóteles comprendió que el conocimiento es un poderoso instrumento de cambio, por eso es importante el acceso a los libros.
Añadió: “Necesitamos mucha ética para sacar adelante a un país que está inmerso en muchos cánceres. Tenemos violencia, impunidad, corrupción y simulación”.
Sobre la necesidad de escribir
En la cita en la librería en Coyoacán mencionó varias veces a su madre. Compartió que ella fue quien le habló de niño de aquel Minotauro en el laberinto, con cuerpo de toro y hombre. También agradeció a su padre, con quien todavía le gusta ir a sembrar al campo. Junto a ellos creció con amor por la naturaleza y con los libros que se esforzaron por llevar a su casa. “Vengo de una familia emergente, muy trabajadora”, es como se presenta el joven escritor y abogado, quien actualmente trabaja en el Senado de la República. Asegura que con la publicación de su primer libro se materializó uno de sus sueños de niño.
“Empecé a escribir El bosque de las sombras por una necesidad, la misma que tuvo Juan Rulfo, quizá Sor Juana Inés de la Cruz o Rosario Castellanos, de estar escribiendo porque algo nos hace sentir las palabras, que se arremolinan en la cabeza y tenemos que desahogar”, expresó.
Almudena Barragán opinó que el libro de Rosey es como un sueño, con una escritura romántica del siglo XIX, que cambia los mitos, en los que se nota el amor por estas historias clásicas. “Qué hay en la cabeza de Israel? Hay libros que hablan de esta infancia como lector; también hay amor por la naturaleza, de la relación directa con su tierra y el orgullo por Milpa Alta, amor por los hombres y la libertad, interés como creador, y reflexiones de la existencia y el paso del tiempo”.
Por su parte, Paola Morales consideró que los 13 cuentos dialogan y construyen túneles que conectan con el tronco de un árbol enorme que se liga a tantos mitos, homenajes y metatextos, con Borges en el principio. “Es un pequeño libro enciclopédico para recordar, releer o buscar personajes; es un anzuelo para adentrarnos en la literatura”.