Hoy sería imposible entender a la Ciudad de México de mediados de la centuria pasada sin la mirada de Héctor García Cobo (1923-2012). “Algunas de sus instantáneas son parte de la historia visual del México del siglo XX”, sostiene el caricaturista Rafael Barajas El Fisgón.
El también investigador y coleccionista, colaborador de La Jornada, es el curador de la muestra ¿Qué me ves? Héctor García: Cronista de la lente, cuya inauguración, hoy, en el Museo del Estanquillo, marca el comienzo del programa conmemorativo del centenario natal del fotógrafo y periodista gráfico mexicano, que se cumple este 23 de agosto.
La exposición está integrada por cerca de 240 fotografías que ofrecen una crónica visual de la realidad social, política y cultural de nuestro país desde la década de 1940 hasta la de 1980.
Las imágenes provienen del Museo del Estanquillo Colecciones Carlos Monsiváis y de otros acervos privados, entre ellos el de Beatriz Sánchez Monsiváis, Rafael Barajas El Fisgón y la Fundación María y Héctor García.
Varias inéditas
Aunque se exhiben varias de las obras icónicas del fotógrafo, como las intituladas Nuestra Señora Sociedad, El niño en el vientre de concreto, Siqueiros, El Coronelazo en Lecumberri, Sus caracolitos, Entre el progreso y el desarrollo y Ojo insólito, también hay varias inéditas, entre ellas algunas dedicadas al ámbito rural y el campo mexicano.
La muestra está organizada en 11 núcleos temáticos y algunos subnúcleos; en ellos se aprecian desde autoretratos de Héctor García y su interés por los niños, la pobreza, la desigualdad social, los personajes y oficios de la ciudad, hasta su cercanía con los círculos intelectuales, artísticos y de la farándula del México de mitades del siglo pasado.
Mención aparte merece el módulo que documenta la amistad que sostuvo con el escritor Carlos Monsiváis, en el cual se incluye desde un retrato inédito de juventud de ese intelectual, tomado por María García, hasta una divertida serie de imágenes en las que el autor de Los rituales del caos aparece disfrazado como Santa Claus, en un descanso del rodaje de la película Los caifanes.
Monsiváis y Héctor García “eran almas gemelas. Realizaron muchos trabajos juntos, además de mantener una estrecha y larga amistad. Héctor decía que él hacía crónica con la luz, y nosotros podemos decir que Carlos retrataba con su prosa la realidad mexicana. Se complementaban mucho; los dos amaban la Ciudad de México, nacieron y crecieron en ella, se formaron en barrios populares, tenían los mismos intereses y la misma sensibilidad, además de un gran sentido del humor”, señaló Alejandro Brito, director del Museo del Estanquillo, en conferencia de prensa.
Aunque no asistió a la reunión, El Fisgón envió un video en el que describió a Héctor García como “uno de los fotógrafos fundamentales de México” y “un cronista visual nato, un fotorreportero eficaz, un creador de íconos”.
Vida accidentada
El monero recordó el origen humilde del maestro, en el barrio de La Candelaria de los Patos, y su infancia marcada por la pobreza, el abandono, el trabajo infantil y la aventura.
Fue, dijo, un niño vagabundo –de allí su sobrenombre de Pata de perro– que cayó en el Tribunal de Menores, pasó por el Reformatorio y se fue de bracero a Estados Unidos, donde trabajó de lavaplatos, mesero y barrendero.
A su regreso a México, en 1946, refirió, entró a trabajar de mensajero en la revista Celuloide, cuyo director, Edmundo Valadés, “le vio talento para la foto y lo mandó a estudiar al Instituto Cinematográfico Mexicano, donde daba clases Manuel Álvarez Bravo. Allí, Héctor García aprendió el oficio de la cámara”.
Según El Fisgón, el auge de la carrera fotográfica de Héctor García coincide con la posguerra (1945-1980), época en la que floreció también en la prensa mexicana el género de la crónica escrita y visual, agregó, con exponentes tan notables como Salvador Novo, Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis, en la narrativa; Héctor García, Nacho López y Rodrigo Moya, en la fotografía; Alberto Beltrán y Abel Quezada, en la caricatura, y Gabriel Vargas y Eduardo del Río Rius, en la historieta.
“Con frecuencia, la crónica escrita necesita apoyo visual, de modo que algunos de los grandes narradores de crónicas hicieron duplas con fotógrafos y dibujantes: Salvador Novo publicó e ilustró su libro México con fotografías de Rodrigo Moya, Poniatowska hizo mancuerna con Alberto Beltrán en Todo empezó en Domingo y Carlos Monsiváis recurrió al talento fotográfico de Héctor García para sacar adelante varios proyectos.”
El programa conmemorativo del centenario de Héctor García es una iniciativa de su hijo del mismo nombre, coordinado por las secretarías de Cultura federal y de la Ciudad de México, así como por la Fundación María y Héctor García; consiste en una serie de nueve exposiciones, incluida la referida.
Las sedes serán la Galería Abierta Rejas de Chapultepec, el Complejo Cultural Los Pinos, los museos Nacional de Arte y de la Ciudad de México, LMI Gallery, el Centro de la Imagen, la Fundación María y Héctor García y la embajada de Brasil en México.