A lo largo de sus 69 años de vida, Gabriel Macotela (Guadalajara, 7 de agosto de 1954) se convirtió en amigo de varias generaciones de artistas. Querido y admirado por quienes formamos parte de su historia, es un gran pintor, escultor, grabador, dibujante, escenógrafo, editor, músico, compañero y, sobre todo, un ser humano excepcional.
Gabriel Macotela volvió a nacer en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, pero por invitación del pintor Gilberto Aceves Navarro realizó su formación en la antigua Academia de San Carlos, donde encontró a sus verdaderos amigos que hoy son su familia.
En 1976 fundó, junto con los artistas René Freire, Mario Rangel Faz, Ricardo Rocha, Felipe Ehrenberg, Santiago Rebolledo, Paloma Díaz Abreu, Oliverio Hinojosa, Patricia Salas, César Núñez y Eloy Tarcicio, entre otros, el Grupo Suma, colectivo que utilizó el espacio público para expresar sus propuestas artísticas y posiciones críticas contra el sistema. Se autoproclamaron “guerrilleros culturales”.
Macotela tiene un compromiso genuino con el arte, sus lienzos parecen seres vivos, que se convierten en objetos estéticos; dibujos, grabados y acuarelas se transforman en seres abstractos que no envejecen. Sin formación académica en arquitectura, Macotela construye lo que aprendió a construir: rompecabezas, maquetas, ciudades completas de madera, cartón y piezas de lego, chimeneas gigantes, torres de Babel, fuentes de agua, torres de petróleo, esculturas de barro, piedra y bronce.
En 1993, en el cine Ideal, en Tizapan San Ángel, creó el proyecto multidisciplinario Babel, con Betsy Pecanins, Martha Verduzco, Vicente Rojo Cama y David Huerta, entre otros.
En 2017 convocó a la comunidad artística a la exposición Montar la Bestia, que se presentó en el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos en Puebla, donde participaron 45 artistas plásticos y 36 escritores para denunciar la realidad que viven los migrantes. Realidad que no ha cambiado hasta el momento.
Durante la pandemia desarrolló, con el artista, promotor cultural y defensor de los derechos sociales Demián Flores, una carpeta, “la Nueva Normalidad”, que contiene cuatro linóleos, dos de cada uno, y una serigrafía realizada al alimón con el objetivo de apoyar proyectos ante la crisis sanitaria. La edición consta de 30 ejemplares numerados y firmados por los artistas.
Con profundo sentido social, Gabriel Macotela continúa pintando, además de sus lienzos, bardas y calles de la Ciudad de México, para expresar repudio contra los feminicidios y apoyar a los migrantes y familiares de desaparecidos.
Respecto a la gráfica actual en México, Macotela considera que hay una especie de comercialización de imágenes, de lenguajes decorativos y una contaminación estética excesiva, “quieren convertir la gráfica en una reproducción fácil de venta y eso va en detrimento de la propia estampa”. Los artistas deben ser analíticos, críticos y más poéticos.
Despeinado y con la barba plateada, Gabriel Macotela prepara para el próximo año una exposición en el Museo de la Ciudad de México. Advierte que el “arte conceptual ha eliminado un poco el oficio de la pintura y el dibujo, porque de alguna manera es más fácil, pero es absurdo pensar en el olvido de la pintura porque estamos imposibilitados a olvidar lo que hemos hecho como artistas.
“La generación de pintores que ya no están con nosotros, como Vicente Rojo, Manuel Felguérez y Francisco Toledo, y los que seguimos vivos, hemos formado la conciencia de este país, la crítica y el compromiso con el arte y la sociedad.”
Han transcurrido casi siete décadas de la existencia de Macotela y él vive al límite de todo; preocupado por la lucha de poderes en México, se pregunta: “¿cómo parar la violencia, qué se puede hacer, cómo la digerimos, dónde quedaron nuestros sueños? Nos asusta lo que nos depara el futuro, pero ante la falta de respuestas sólo queda la curiosidad y el asombro”.
Felicidades, Gabriel Macotela, por tus 69 años.