En redes sociales circula la convocatoria para una “gran quema de libros de texto 2023-2024 de educación básica, el 10 de septiembre de este año, en el Zócalo de la Ciudad de México”. Se pide llevar los materiales recién entregados, “que son inútiles para las niñas y niños de educación básica en México. Y se sentencia: no a la ideología política.
El llamado coincide con la iniciativa del Frente Nacional de la Familia (FNF) en distintas partes del país. Paloma Amezquita, integrante de esta organización en Aguascalientes, declaró: “Exhorto a los padres de familia a que quememos estos libros, que rompamos las hojas que no coinciden con nosotros, porque a nuestros hijos los educamos nosotros, no el Presidente”.
Hiram Pérez Carrillo, integrante del movimiento en Quintana Roo, anunció que planean prenderles fuego en cada una de las plazas públicas de los diferentes municipios de la entidad, justo al día siguiente de que los ejemplares sean entregados.
¿Qué es el Frente Nacional por la Familia? Según informan en su página web se trata de una convergencia civil que “promovemos y defendemos cuatro libertades: la libertad de conciencia, de creencia, de expresión y la de los padres a educar a nuestros hijos, la vulneración a esta última fue una de las razones que impulsó el surgimiento del FNF en 2016, ahí nos sumamos millones de padres de familia para pedir al gobierno en curso eliminar la Ideología de Género de las escuelas de nuestros hijos.
“La Ideología de Género –afirman– busca confundir el pensamiento y naturaleza biológica del sexo de nuestros hijos, haciéndoles creer desde pequeños, que pueden cambiar de sexo, anclando términos como el ‘género’, que se describe como una construcción socio-cultural y no natural.”
El FNF no es un membrete reaccionario más. Es una fuerza política conservadora religiosa que surgió para enfrentar la iniciativa del gobierno de Enrique Peña en mayo de 2016, que buscaba legalizar en todo el país el matrimonio igualitario y la adopción homoparental. Como parte de su agenda se oponen, además, a la interrupción legal del embarazo y a la educación sexual en los libros de texto de primaria. Junto con el Partido Encuentro Social, tomaron las calles ese año, incidieron en la agenda pública e influyeron en el proceso electoral con relativo éxito. La Comisión de Derechos Humanos del Congreso declaró improcedente la iniciativa presidencial. Fue congelada.
Según la investigadora América Quetzalli Vera Balanzario, la constitución del FNF es mayoritariamente de clases medias conservadoras y organizaciones civiles de todo el país, con un fuerte peso religioso (principalmente católico). Son una fuerza política que busca imponer su visión de familia, de identidades sexuales y de educación. Un movimiento que logró reunir a activistas experimentados que compartían sus convicciones políticas y religiosas, y se convirtieron en sus voceros e integrantes del comité directivo, en el que también participan activamente asociaciones civiles que tienen una presencia importante en debates públicos locales, nacionales e internacionales sobre educación y salud. Un agrupamiento que cuenta con el apoyo de empresarios y universidades (https://acortar.link/tcDwO6).
En 2018, la FNF declaraba agrupar a más de mil asociaciones civiles antiaborto y antigay. En los hechos, tiene estrechas relaciones con la organización de ultraderecha El Yunque y con su filial en España, Hazte Oír. Según su dirigente nacional, Rodrigo Iván Cortés Jiménez, ex diputado del PAN, el frente está proyectado como una gran fuerza cívica cuyo principal objetivo es defender a la familia. En 2016 logró colarse a una entrevista con el papa Francisco en el Vaticano, en la que le dijo que “los católicos mexicanos, acatando su instrucción, saldrán a la calle para armar “lío” (https://acortar.link/kI06O4).
La convocatoria del FNF a quemar los libros de texto gratuito no es una ocurrencia de un pequeño grupo anticomunista. Es obra de una fuerza implantada en una parte de las clases medias tradicionalistas, organizada en multitud de asociaciones civiles, con importantes apoyos empresariales y religiosos. En 2016 mostró una significativa capacidad de movilización. Desde entonces, ha sobrevivido a la prueba de los años.
El contenido de los libros de texto, la ruta seguida para su difusión y el lenguaje utilizado para presentarlos en sociedad abrieron la caja de Pandora por la que ha resurgido la ultraderecha mexicana. Necesitaban una causa para resurgir y la encontraron en cuestión educativa. El pleito por la distribución de los ejemplares apenas comienza y es ya parte de la disputa por el sentido común de los padres de familia.
Hasta ahora, la defensa oficial de los libros ha sido precaria, limitada y desarticulada. Con frecuencia, algunos de sus valedores parecieran ser sus peores enemigos. Los críticos de todos los signos van ganando la batalla en la opinión pública, que no es lo mismo que el combate en las aulas.
La derecha cuenta con herramientas legales para tratar de descarrilar la entrega de los materiales educativos. Aspira a hacer de la controversia por sus contenidos, palanca para construir un gran movimiento de masas pedagógico conservador. No duda en echar mano de la divulgación de todo tipo de falsedades. Como se lo dijeron hace años al papa Francisco, se aprestan a armar lío. Ya lo anunciaron. Se topa, sin embargo, con un enorme dique: los maestros democráticos.
Twitter: @lhan55