El domingo pasado se efectuaron las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) en Argentina, de las que se desprende los siguiente:
1. Ganó el FMI. No estuvo en la boleta, pero participó.
2. Triunfó el Poder Judicial. Tampoco estuvo en la boleta, pero participó no permitiendo que Cristina Fernández de Kirchner estuviera en ella.
3. Perdió el centro. No hay que confundir la biconceptualidad (Lakoff) con la moderación. Los ciudadanos pueden ser conservadores en algunos asuntos (seguridad) y progresistas en otros (más sanidad pública y menos eléctricas privadas). Pero no existe el punto medio. Es pura ficción.
4. Perdió la idea de hacer política creyendo que todo puede arreglarse con alianzas por arriba. El votante está poco atento a este tipo de acuerdos y pactos. La crisis de representatividad se acelera.
5. No todo resultado en los comicios se explica por una campaña electoral. Los eslóganes y los espots suman pocos votos cuando la política y la economía reinan a sus anchas.
6. Ganó Milei. Pero no debemos pasar de subestimarlo a sobrestimarlo. Lo importante es lograr caracterizarlo y entenderlo. El voto le llega por diferentes vertientes: la bronca, lo ideológico y lo mesiánico. Está sólido, sí, pero valoremos todo en su justa medida: tiene apoyo de 20 por ciento del padrón electoral (30 por ciento sobre voto válido). Ni más ni menos.
7. Unión por la Patria perdió muchos votos entre cada elección PASO, 2019-2023 (5.5 millones). Debe ir a buscarlos en el barrio convenciendo a todos aquellos desencantados que no fueron a las urnas (que son muchos). La vía es mejorar salarios y condiciones económicas cotidianas. Y, por supuesto, empatizar con los que la pasan mal, construir épica y ser más frontal en la disputa de ideas, sin subterfugios, eufemismos ni miedos.
8. Las peores elecciones de este espacio político siempre tiene lugar sin Cristina Fernández de Kirchner en la boleta. El 2015, sin ella, 36.6 por ciento (en las PASO). En esta ocasión, fue aún peor (27.2).
9. Caída notable de Juntos por el Cambio (1.5 millones entre cada PASO presidencial 2019-2023). Totalmente superado por el efecto Milei. Se partieron en dos y no ganó ni el uno ni el otro (aunque Larreta fue el que quedó peor parado). Además poseen otro problema: no tienen por dónde crecer de cara a la primera vuelta.
10. Ganó Axel Kicillof. Gestionar bien y defender convicciones siempre son un buen tándem para tener un gran apoyo electoral. Evitar el exceso de rosca, también. Supo construir en medio de las dificultades. Representa el “sí se puede K”.
11. Gran elección de Juan Grabois (1.4 millones de votos). Representa otra forma de hacer política. Con más rebeldía y menos mercadeo. Con un corpus ideológico muy nítido.
12. La forma de votar localmente (por ejemplo, por gobernadores) poco tiene que ver cuando se hace por presidente de la nación. Lo de tener “estructura territorial” está sobrevalorado. Véase Milei: el más votado en 16 provincias.
13. Alta fragmentación partidaria. Se dieron los tercios. Aunque también podríamos afirmar que fue una elección de quintos. A los tres bloques habría que sumarle los que no fueron a votar, y los que sufragaron por otras opciones (llegaron a sumar más de 3.5 millones).
14. El partido no se ha terminado. Estas PASO no fungen como primera vuelta. Aún quedan octubre y luego noviembre. Todo está parejo. Hay que jugar y saber jugar. Sólo pierde quien tira la toalla antes de tiempo.
* Director del Centro EstratégicoLatinoamericano de Geopolítica(Celag) y doctor en economía.